DESDE FINALES del año dos mil dieciséis, antes de su decisión de solicitar licencia al Congreso, desde luego, para separarse de su cargo como Gobernador del Estado, Javier Duarte de Ochoa, ya sabía su destino. Quiso escapar de él, huyendo, aparentemente sin rumbo fijo para no dejar huella alguna de su paradero, ganando tiempo para poder encontrar la fórmula que le resolvería el gran problema en el que se había metido o bien en que lo habían metido. Desde entonces ya estaba solo, se sentía solo y lo consideraban solo quienes estuvieron cerca de él y quienes fueron los principales artífices de su caída.
Duarte, prácticamente, comenzó a buscar la tablita de salvamento desde el mes de diciembre anterior, es decir, en el dos mil quince, haciendo su propia encuesta sobre el nombre de Cuitláhuac García Jiménez, a quien había decidido apoyar para ganar la gubernatura con anuencia del propio Andrés Manuel López Obrador, luego de que ya se sabía que sería Miguel Ángel Yunes Linares, el candidato del PAN. Desde entonces y en los primeros meses del dos mil dieciséis, comenzaron los apoyos económicos, fecha en que entraban las famosas camionetas negras a la casa Veracruz, de lo que dan cuenta algunos columnistas veracruzanos.
El Ex gobernador, ahora preso en el Reclusorio Oriente de la ciudad de México, no tenía mayor apoyo por parte de su partido y de quienes aún estaban en el poder, porque ya le había hecho el trabajito, de tal manera que su única salvación estaba en manos de ahora Gobernador del Estado de Veracruz, ya que tenía muy presente que Yunes Linares, lo haría pedacitos si ganaba en las elecciones, además de ser un impedimento para sus proyectos políticos de Andrés Manuel López Obrador.
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Cuando gana las elecciones el famoso Miyuli, Duarte, comienza a preparar su salida. La única posibilidad era pedir licencia antes de concluir su mandato y no fue por recomendación del altiplano, como ahora se dice, sino, porque Cuitláhuac García Jiménez, había perdido las elecciones y no tenía la esperanza de que le cubriera las espaldas, aún cuando fuertes cantidades de recursos económicos ya habían salido con destino a su campaña política, por lo que dejó de apoyar decididamente a Héctor Yunes Landa, a quien no le tuvo la confianza necesaria, una, porque podría tener línea, ya siendo Gobernador del Estado, para ponerlo en bandeja de plata a la federación, y luego, porque se daba cuenta que el único que podría ganarle a Yunes, era precisamente, el cachorro de López Obrador.
La historia ya se sabe bien, pues ni Cuitláhuac, ni Yunes Landa, pudieron con el colmillo retorcido de Yunes Linares, quien de inmediato se lanzó contra Duarte, por ser el exponente mayor de Fidel Herrera Beltrán, con quien aún en estos tiempos, no se han logrado entender. La emprendió también contra López Obrador, sin tocar, aparentemente, al mismo Cuitláhuac García Jiménez, quien ni siquiera remotamente pensaba que en su segunda oportunidad estaría ganando ampliamente la posición más disputada del Estado de Veracruz.
Duarte, se volvió el hombre más solitario dentro de la política, porque nadie quiso, en verdad, ayudarlo. No encontró a los amigos que tanto benefició y todavía, en la actualidad, hay algunos de ellos que lo siguen empujando al despeñadero.
Ni el ex Presidente Peña, ni siquiera el ex Gobernador Fidel Herrera Beltrán, le echaron la mano. Lo dejaron solo y es por eso que ahora se defiende, dentro de un gobierno más comprometido con él, para poner las cosas en orden. Dice que tiene datos importantes que aportar y cuentan que de ser cierto, también podría afectar al ex Presidente Peña Nieto, aunque todo esto está muy lejos de que se pueda cumplir, salvo que el Presidente López Obrador, quisiera, de verdad, echarse este trompo a la uña.
Duarte, amenaza, ahora que puede, porque sabe bien que aquellos apoyos económicos que se supone otorgó al ahora Gobernador del Estado, así como a los intereses del propio Presidente de la República, lo estarían respaldando para poder hablar y decir lo que a sus intereses convenga.
Comienza por cobrarse, si así se puede llamar, las facturas del pasado, las del dos mil dieciséis, las que a pesar de haberse extendido con la mejor intención, no dieron frutos, pero que fueron, quizá, la base para lo que más tarde, es decir, el primero de julio del año pasado, dieran los más amplios resultados de la historia política de la entidad.
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AHORA, SI PARECE EN SERIO.
SI, TODO INDICA que ahora sí, el Gobernador del Estado, ya se decidió a tomar la guadaña para cortar a quienes no le dan resultados dentro de su propia administración estatal.
Después de que mucho se ha dicho respecto de la posibilidad de que Cuitláhuac García Jiménez, haga los cambios necesarios en su gabinete para emprender, de verdad, un gobierno con sustento, se colado la información de que se van por lo menos tres Secretarios y algunos otros con puestos directivos de importancia.
Nuevamente, se menciona, que entre estos tres Secretarios, está la cabeza de Eric Patrocinio Cisneros Burgos, Secretario de Gobierno, que no siendo abogado, fue decretada la dispensa necesaria por el Congreso local, para ocupar el cargo, sin que conociera siquiera el territorio estatal.
Sin embargo, esta no sería la razón de su movimiento, sino que el mismo Gobernador del Estado, ha pensado que un personaje más ligado a los veracruzanos, le serviría para los fines que tiene su administración estatal. De los otros dos Secretarios que estarían en la mita de la renuncia, no se sabe mucho, pero que indica que se trata de personajes donde no han funcionado adecuadamente y que es necesario su relevo para buscar optimizar las acciones gubernamentales.
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QUE NO SE VA EN SEPTIEMBRE.
CORRE LA VERSION de que dentro del Congreso del Estado, se ha estado evaluando el trabajo del titular del ORFIS, Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, y que está dando como resultado que prefieren la mayoría de legisladores, aprobar un periodo más para concretar los objetivos que se han planteado dentro de la institución y que se trata de acciones que tienen como propósito darle un sentido más positivo a la fiscalización de cada una de las dependencias en aras de la honestidad que debe existir, sobre todo, en aquellas que requieren del manejo público de los recursos.
Sin embargo, no se da por descartado que haya un proceso donde participen los que aspiran a representar al ORFIS, pues todos tienen el derecho de hacerlo, presentando su documentación respectiva, pero que hay, por ahora, una decisión, aparentemente adelantada, de procurar el aprovechamiento de los avances que se han tenido en esta materia de fiscalización, pues hay buenos resultados que se han apreciado, dentro y fuera de la institución.
Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, se ha conducido con responsabilidad dentro de su trabajo y aunque muchos aseguran que se ha estado promoviendo para una oportunidad más, la verdad de las cosas, es que su actuar ha sido discreto y esperará, como todos los aspirantes, a que el Congreso del Estado, otorgue su anuencia.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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