Después está el tema de la “oposición”. Tanto hemos batallado porque exista oposición política en pro de legislaturas objetivas, para toparnos con que en Baja California esto no existió, sino todo lo contrario.
¿Por cuánto se vendieron, señores diputados? ¿De qué tamaño es la tajada como para traicionar, no sólo los ideales de su partido, sino a la gente que les dio su voto y que gracias a ella están en las curules del poder? ¿Cuánto vale su honor, su valor y sus principios? Cualquier persona que le ponga precio a esto, no vale nada.
Y por último, pero no menos importante: ¿Qué sigue? ¿Quién sigue? ¿Es esto un ensayo para instancias más grandes? Imposible que no se vengan a nuestras mentes estas y otras dudas similares.
Debe haber consecuencias. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) debe echar atrás esta reforma y se debe marcar un precedente positivo al impedir estas prácticas en cualquier lugar y a cualquier nivel, ya sea local, estatal o federal. De ser así, los legisladores deberán perder su puesto por desacato, ya que emprendieron un proceso legislativo que contraviene lo establecido por el TEPJF (2014). De no ser así, el precedente marcado sería una catástrofe. Estarían apoyando la abolición de la democracia y las consecuencias serían fatales.
¿Está el Poder Judicial a la altura del problema?, en sus manos se sostiene lo que podría ser el antes y después de la democracia en México…
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