Por otro lado, lo que sí me interesa abordar en este espacio es precisamente de lo que nadie está hablando: la Partida Secreta que los senadores morenistas le aprobaron al presidente, coincidentemente el mismo día del ‘AMLOFest’. ¡Vaya, qué casualidad!
Mientras unos gozaban, otros tramaban una maña más de la #4T. Y pensar que Obrador se jacta de ser diferente a sus antecesores. ¡Ja! Tremenda ‘cortina de humo’ al más puro estilo del PRI.
¿Por qué digo que es una maña? Pues porque la Constitución prohíbe estas prácticas en su artículo 74, pero MORENA no impulsó esta reforma en nuestra Carta Magna, sino dentro de una ley secundaria, por lo que no es necesario que dos terceras partes del Senado estén de acuerdo. Con los votos de los senadores morenistas y sus partidos aliados les es suficiente, ergo, están amañando la Ley.
Así pues, el Senado aprobó en lo general y en lo particular la Ley Federal de Austeridad Republicana del Estado, la cual contempla una verdadera ‘joya’ en su artículo 61:
«Los ahorros generados como resultado de la aplicación de dichas medidas deberán destinarse, en los términos de las disposiciones generales aplicables a los programas del ejecutor del gasto que los genere. Por cuanto hace al Poder Ejecutivo, dichos ahorros se destinarán a los programas previstos en el Plan Nacional de Desarrollo o al destino que por Decreto determine el Titular».
Es decir, López Obrador tendrá la facultad de utilizar hasta 90 mil millones de pesos al año de manera discrecional, o sea, para lo que el presidente quiera. Disculpen si no soy lo suficientemente inocente como para creer que les dará un buen uso, pues si así lo quisiera, ¿cuál es la necesidad de evitar la transparencia?
Porque hasta eso, ese dinero no lo tiene que explicar, puede gastarlo en lo que quiera, cuando quiera y sin rendirnos cuentas a quienes generamos ese capital. ¡Chulada! Ni mandado a hacer…
De esta manera, una vez más López Obrador saca a relucir sus verdaderas intenciones como gobernante. No le interesa si estamos de acuerdo o no, con que él crea que es lo correcto, le basta.
Así pensaban Hitler, Hugo Chávez, Fidel Castro y demás dictadores. Siempre buscando lo mejor para sus naciones, pero ya todos sabemos cómo acabaron esas “buenas intenciones”. ¿Vamos a permitir que México sea un ejemplo más de lo que no se debe hacer? Estamos a tiempo de revertirlo, es cuestión de que queramos hacerlo…
Y tú, ¿Kime cuentas?
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