En estos diez meses, la administración de Cuitláhuac García empezó a recomponer el desaseo heredado por los gobiernos de Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, quienes dejaron las finanzas estatales en terapia intensiva.
Durante la administración duartista, por ejemplo, Moodys pasó de otorgar una calificación de (A-) en 2014 a de (B-) en 2017, significando una caída de 9 escalones. Por su parte, HR Ratings otorgó (A-) en 2014 y (BB) en 2017, descendiendo 5 escalones en la calificación. Y Fitch bajó de (BBB) en 2014 a (BB-) en 2016.
La falta de transparencia en los estados financieros, el manejo discrecional de los recursos, el sobreendeudamiento que ha vivido el Estado durante la última década, la poca o nula disciplina financiera con la que se había actuado, el excesivo gasto en el que incurrían los servidores públicos, el uso de la famosa “licuadora”, el desorden que había en la planeación, revisión, asignación, aplicación, supervisión y control del gasto, entre otras muchas variables, desacreditaron nacionalmente al Gobierno de Veracruz en materia financiera.
Con Duarte, la situación de deterioro y abuso financiero fue la más crítica, pero continuó prácticamente igual durante el bienio de Yunes Linares.
Ahora, Fitch destaca que la administración estatal de MORENA está implementando políticas de control y monitoreo del gasto sustentado en un marco normativo local a través de la Ley de Austeridad, Ley de Planeación y Ley de Remuneraciones, con el objetivo de eficientar y reorientar el uso de los recursos hacia áreas prioritarias como desarrollo social, seguridad pública, infraestructura y turismo.
Además de que estima que las medidas normativas respecto al control del gasto permitirán destinar mayores recursos a proyectos y obras de inversión, a lo que Fitch dará puntual seguimiento.
Respecto a la deuda de largo plazo, Fitch considera que, de concretarse de manera exitosa el proceso de su reestructura, las métricas de sostenibilidad y de repago de la deuda podrían fortalecerse, pues permitiría al Estado destinar mayores recursos a otras áreas del gasto.
Y la perspectiva positiva también podría materializarse si el margen operativo generado en combinación con un proceso de reestructura de la deuda de largo plazo permite suavizar el pago del servicio de la deuda de tal forma que las métricas de repago y de cobertura se fortalezcan.
Ciertamente, aún está por verse si este buen manejo de las finanzas públicas de veras logra impactar en el crecimiento y desarrollo de la entidad. Sin embargo, con la recuperación de la confianza de los mercados financieros se abre también la posibilidad de hacer sinergias con empresas, proveedores y demás agentes y sectores económicos, incluida la banca misma.
En esta materia, en concreto, al menos a Veracruz se le empieza a ver con buenos ojos, lo que genera amplias expectativas de atraer nuevas inversiones nacionales y extranjeras, las cuales pueden traducirse en más y mejores empleos para los veracruzanos.
Ojalá, ¡porque vaya que hacen falta! |