El Presidente de la República, vive confiado de esta manera, pues dice que cuenta precisamente con el respaldo de la mayoría de mexicanos que votaron libremente, estando conscientes de lo que estaban haciendo, ya que son amantes de la legalidad y de la paz. El mandatario nacional, responde de esta manera a los recientes rumores que se esparcieron por todo el país e incluso a nivel internacional, sobre una posibilidad de que haya una rebelión de las fuerzas armadas para tomar el poder del país.
Y después de todos estos comentarios que han surgido entre la opinión pública, puede ser, como lo manifiesta el Presidente, que efectivamente en estos momentos, la nación, no se encuentre dispuesta a apoyar una acción de esta naturaleza, pero no debe echarse a la basura todas estas manifestaciones que se han dado, porque desde hace muchos años no se hablaba abiertamente de una rebelión de este tipo y es que, para muchos, tal vez, las condiciones no se estén dando en el país, relacionadas con el descontento popular, de lo que en este momento tampoco se habla, sino de ciertas circunstancias que el mismo mandatario nacional, ha generado por sus acciones y declaraciones.
Ya decíamos en pasada entrega de esta columna política, que los Jefes del alto mando de las fuerzas armadas, han declarado su lealtad a la patria, pero no al Presidente, cuando menos, en este caso y hasta el momento no se ha dado una expresión de este tipo, sencillamente, como se ha manejado constantemente a nivel nacional sobre las declaraciones de los propios militares, en el sentido de que hay un evidente descontento en los mandos y también entre la tropa de las fuerzas armadas del país. Sí hay algunos motivos importantes para una acción de esta naturaleza, aunque pocos lo quieren considerar de esta manera, en virtud de que, efectivamente, como lo dice el propio Presidente de la República, México, es un país pacifista que quiere, sobre todo, vivir tranquilo y que un golpe de Estado, podría desestabilizar peligrosamente al país.
Y es verdad, que nadie, seguramente, de los mexicanos en general, quisieran que se diera un golpe de Estado, porque de esta manera, se habrían de vulnerar los derechos humanos de mucha gente, independientemente de que también se estarían marginando las normas legales que dan lugar a una sucesión presidencial, conforme a derecho.
Sin embargo, hasta ahora, ya son varios los militares de alto rango, que se sabe, vienen manifestando su descontento, sobre todo, porque afirman que el gobierno en turno no ha querido o no ha tenido la voluntad suficiente para hacer las cosas bien y que podría ser necesario, en cualquier momento que se diera un cambio repentino en el destino de este país, porque se estaría buscando un verdadero cambio, aunque, como hemos comentado, una situación de esta naturaleza pondría en estado de alerta a gran parte de los ciudadanos de este país, sobre todo, aquellos que comulgan todavía con el gobierno actual.
Un golpe de Estado, se define como la toma del poder en un país, de manera repentina y hasta violenta, con lo cual se trasgreden las normas establecidas para una sucesión presidencial, pero esto, aunque se diga que se enmarcaría dentro del ámbito constitucional, la verdad de las cosas es que pondría a la nación en serio problema social, político y consecuentemente, económico.
Pero, tal y como lo explican algunos militantes, ésta sería la última opción, después de que se ha visto, principalmente, como un Presidente, ordena la libertad de un delincuente, por lo que, en verdad, hay gran desilusión en las fuerzas armadas, las cuales, todo parece indicar que ya no quieren jalar parejo, y más cuando el mismo mandatario nacional, ha equivocado las ordenes que le da a las fuerzas armadas, las decisiones que ponen en peligro la vida de los propios militares y de sus familias, así como la necesidad de limpiar el nombre del Presidente, a costa de echarle la culpa a los mandos militares, quienes no actúan solos, es decir, sin la autorización u orden presidencial.
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EL ESTADO DE EXCEPCION.
BIEN VALDRIA LA PENA para el Presidente de la República, que considerando la situación del país en materia de inseguridad, optara por hacer frente a este fenómeno social y aplicar, en cierta forma, el estado de excepción, que no es igual a un golpe de Estado, en el cual el mismo Presidente, no tendría oportunidad de participar, pero como una medida importante, sí podría hacer valer su fuerza, otorgada por la propia Constitución, para que en casos graves, como el que está padeciendo la nación, se utilizaran estos mecanismos legales y hacer frente a la crisis que se presenta. Eso, acaso, es lo que están pidiendo los mismos militares, que haya decisiones propias del mandatario nacional, pero enmarcadas, justamente, dentro de los lineamientos constitucionales.
Los mismos militares no quieren un golpe de Estado, sino que haya atención por parte del Presidente, para hacer frente a las necesidades del país, principalmente, en materia de inseguridad, porque estaría de por medio la amenaza a la paz social.
El Estado de excepción, es la suspensión de las garantías que el Estado, otorga a sus ciudadanos, para hacer frente a una calamidad o amenaza de la paz social, tal y como ya lo hemos comentado, y donde, necesariamente tenga que dictarla el propio Presidente de la República, con acuerdo del Congreso general.
De ahí que si el Presidente, ni los mexicanos, en general, quieren un golpe de Estado, es el momento en que las autoridades pongan el remedio cuanto antes, es decir, antes de que se llegue, como afirman los militares, la última opción, la cual sería, necesariamente, el ya famoso golpe de Estado, en un país como México, que si bien es pacifista, tiene en estos momentos graves necesidades de atención.
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DURO CONTRA TODOS.
Y ES QUE EL PRESIDENTE, hasta este momento, evade toda responsabilidad y solamente, de manera cómoda, hecha la culpa al pasado, cuando no se ha dado cuenta que el pasado ya le alcanza, porque ha transcurrido casi un año desde que tomó el poder y que por lo tanto, esos meses que han pasado, también le estarían exigiendo que cumpla con los compromisos contraídos.
Pero no, incluso, en sus conferencias de prensa mañaneras, no contesta correctamente las preguntas, sino que se va por la tangente y solo hace valer su propia palabra, aunque ésta se encuentre totalmente alejada de la realidad o del sentido que le corresponde.
Pero eso sí, cuando se trata de atacar, arremete contra todos, sin importar el efecto que causen sus acusaciones. Así se ha ido en contra de la prensa, de los empresarios, de los inversionistas, de los proyectos de beneficio social de los anteriores gobiernos y de las obras sociales de gran impacto, como el aeropuerto de Texcoco, y ahora, contra los propios militares, a quienes los ha exhibido y puesto en grave situación de riesgo personal y de sus respectivas familias.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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