EL DESACUERDO con la política y el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, mostrado una vez más por la ciudadanía, ahora en su propia tierra del Estado de Tabasco, en gira reciente de trabajo ha traído, como consecuencia, que el mismo mandatario nacional, ya se esté percatando de que la inconformidad, va en serio y que ya no se trata de meros actos aislados, sino de una permanente manifestación en su contra.
Señales de lo anterior, se notan cuando afirma el propio Presidente, que cuando su pueblo ya no lo quiera, entonces se pondrá a llorar, quizá su derrota política o tal vez, su propia condición de inexperto administrador, a lo que no podrá, de ninguna manera, echarle la culpa al pasado, pues como se supo, todavía antes de regresar a la ciudad de México, tuvo la oportunidad de acordarse de que todo lo que está padeciendo su tierra, es por la culpa del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, quien, por cierto, ya gobernó al país, pero de eso ya pasaron, se tiene entendido, más de veinticuatro años.
El Presidente de la República, fue interrogado por los medios de comunicación, sobre lo que pensaba de esta manifestación de Macuspana, Tabasco, la tierra que le vio nacer, y dijo que sencillamente se pondrá a llorar cuando su pueblo ya no lo quiera, aunque no dijo a qué pueblo se refería, si al de Tabasco, o al del país, porque también así lo ha considerado.
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Por principio de cuentas, López Obrador, ya debió darse cuenta que su pueblo no lo quiere, pero insiste hasta el último momento en que tenga que llorar, como lo hizo Hernán Cortés, bajo aquél árbol de ahuehuete, al darse cuenta de la derrota que le había propinado el ejército de los mexicas, en las afueras de Tenochtitlán, aquella noche triste del treinta de junio de mil quinientos veinte, hace quinientos años, por lo que sería una fecha importante que López Obrador, pudiera celebrar, colocándose en algún lugar similar este mismo año, es decir, el próximo treinta de junio, para llorar su derrota, no electoral, sino de aceptación popular, luego de transcurridos los diecinueve meses de gobierno y los dos años de haber alcanzado la Presidencia de la República, en las históricas elecciones del primero de julio del dos mil dieciocho.
Como el Presidente de la República, quiere llorar, pues tiene la oportunidad de recordar aquél episodio de la vida histórica del país, en el norte de la ciudad de México, donde aún se encuentran los restos del árbol de la noche triste, donde lloró Cortés, celebrando, como ya lo hemos comentado, los quinientos años de aquella fecha, que de alguna manera forma parte de la historia de la nación.
Y es que el Presidente de México, ya se ha encontrado varias veces con manifestaciones de repudio a su gobierno. La primera que se recuerde fue en aquella ocasión en que acudió a la ciudad deportiva de Iztacalco, para inaugurar el Estadio de los Diablos Rojos, que lleva el nombre de Alfredo Harp Helú, donde, prácticamente, le protestaron al mandatario su presencia, luego, de manera más reciente, se tiene entendido que fue en Guanajuato y ahora, en su propia tierra, como para no desentonar, donde, una vez más recibe muestras de que la luna de miel que había entre su gobierno y el pueblo en general, está desapareciendo, lo que indica que no es precisamente el profeta que él mismo se siente.
Entonces, si el Presidente de la República, considera que puede llegar el día en que tenga que llorar su derrota, luego de que el pueblo mismo ha estado manifestándose en su contra, lo mejor que puede hacer es tomar en serio la responsabilidad que el pueblo le concedió a través del voto popular, dejando los pretextos a un lado y aprovechando el tiempo para realizar la tarea encomendada, pero de ninguna manera, esperar a que los mexicanos, de manera general lo rechacen y no le quede más que acudir ante los vestigios del viejo árbol de la noche triste, esperando que no sea este próximo treinta de junio, para lamentar, como lo hizo Hernán Cortés, la derrota propinada por el propio pueblo.
Por lo demás, resulta lamentable que el Presidente, no logre cuajar con su gobierno y que insista en echarle la culpa al pasado, que le está sirviendo de pretexto nada más y que esté echando por la borda todo lo que tiene el país en su absurda venganza política.
El pueblo de México, no es tonto, de ninguna manera, y no se dejará seguir engañando con los espejismos de la cuarta transformación, que hasta ahora, ha llevado al país a vivir una situación de emergencia económica, con una terrible recesión y una preocupante condición de inseguridad y violencia por todas partes, así como la falta de empleos, medicinas, prevención de la salud y la amenaza de fenómenos inesperados que ensombrecen al país en general.
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EL PRI, ANTE OTRO ANIVERSARIO.
EL PARTIDO Revolucionario Institucional, llega a su noventa y un aniversario, vivito y coleando.
A nivel nacional, sigue siendo una de las organizaciones políticas más fortalecidas, aún con las derrotas sufridas en los recientes procesos electorales. Seguirá siendo punto de referencia para la vida política y pública del país, pues no hay que dejar de pensar que este partido pueda dar la sorpresa en las próximas elecciones, donde políticamente se ha reencontrado, mientras que públicamente, sigue siendo una esperanza de un gran sector de mexicanos.
En Veracruz, la lucha emprendida por el dirigente Marlon Ramírez, ha sido de resultados positivos y esto lo tendrá que refrendar en las próximas elecciones, donde se medirá la capacidad de convocatoria que aún tiene esta organización como los propios esfuerzos que se han realizado por el Comité Directivo Estatal, que encabeza el joven político.
El PRI, tiene noventa y un años, pero no está muerto, está viejo, sí, pero como los viejos cerros, reverdece y es posible que pronto tenga que seguir teniendo la responsabilidad social con la cual nació, cumplió y que seguramente seguirá cumpliendo.
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CORAZON TRICOLOR.
LO HAN DICHO MUCHOS, que el PRI, es el Partido político más importante de México. Es el papá de casi todos los partidos políticos que ahora son parte de la vida política del país y a pesar de su edad, sigue presente, por sí mismo, y por los parientes políticos, que son algunas organizaciones que ahora buscan su registro.
Nadie puede dudar que tiene familiares entre todos los partidos políticos existentes, como nadie puede dudar que las demás organizaciones políticas, se fortalecieron con militantes que fueron de sus propias siglas, incluyendo a la misma Morena, que ahora está en el poder. El papá de este partido, también es hijo del PRI, por lo que resulta que el Movimiento de Regeneración Nacional, es nieto del tricolor.
El PRD, El Movimiento Ciudadano y todos aquellos partidos que han nacido en estos años, son familia directa del PRI.
En el mismo PAN, también hay muchos familiares del tricolor, de tal manera, que donde quiera que se vea, el PRI, tiene hijos, nietos y parientes cercanos, algunos de los cuales niegan su origen, pero tarde o temprano, tendrán que reconocer que nacieron priistas y que, por alguna razón, han querido dejar de serlo.
Todos los partidos, aunque no quieran, llevan dentro sangre y corazón tricolor, por lo tanto, todos deberían estar de fiesta este cuatro de marzo, festejando el cumpleaños priista.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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