HA ESTADO sucediendo en otros países, como Rusia o los Estados Unidos, donde la vacuna, tan esperada por el mundo entero, para combatir a la pandemia del coronavirus, se ha estado usando, en cierta manera, como un instrumento político a favor de los intereses del gobierno en turno.
En México, no podría ser de otra manera, pues los anuncios que repetidamente han estado haciendo desde la cúpula del poder, tienden a crear un panorama político que favorezca, eso sí, a los intereses políticos de este gobierno, sobre todo, en momentos previos a las elecciones llamadas intermedias y que tendrán lugar dentro de siete meses con veinte días, aproximadamente.
Se han manejado, desde el escenario nacional, cifras millonarias para la adquisición de las vacunas, una vez que estén autorizadas, con la finalidad de hacer creer al pueblo mexicano, que este gobierno, está trabajando seriamente en este proyecto, pero con la idea de manejar este asunto con tintes electorales, tal y como ya lo han hecho el Presidente Donald Trump, durante su campaña política y lo ha intentado el mismo Presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien no tiene en este momento proceso electoral, pero si aprovecha para fortalecer su imagen política, no tan solo en su propio país, sino en el mundo entero.
La vacuna, cuando menos para México, es una importante obligación del sector salud, pero no debe tomarse como bandera política del gobierno federal, quien ya considera que adquirir la vacuna, es una especie de favor que hace a los mexicanos, cuando en realidad, es una de las primeras responsabilidades que debe asumir y hacerlo de la manera más discreta, más aún cuando se sabe perfectamente bien que la propagación del virus, tuvo mucho que ver con la omisión de las propias autoridades mexicanas, al no poner en práctica las medidas necesarias una vez conocida la presencia de esta calamidad y su evidente peligrosidad.
En el primer instante en que las autoridades del sector salud, tuvieron conocimiento de la propagación del virus, pudieron, con bastante tiempo, implementar las estrategias de detección del virus y tratar de contenerlo, lo que más fuera posible, fuera de las fronteras de nuestro país, vigilando seriamente y con toda prontitud, los ingresos, tanto de personas como de productos provenientes de la zona cero de la generación de este mal.
No lo hicieron y dejaron, casi impunemente, que esta enfermedad pudiera ingresar al territorio nacional tan fácilmente, así como la plena libertad para internarse en todos los rincones del país. Tan solo por esto, las autoridades mexicanas, desde el mismo Presidente de la República, hasta los responsables del sector salud, deben ser acusados por omisión, por la muerte de más de ochenta mil personas, más aquellos que fueron puestos en riesgo, es decir, todo el personal médico y los miles de contagiados que hasta este momento siguen luchando para salvarse de morir o de quedar permanentemente incapacitados, por alguna lesión de importancia, posterior a este padecimiento.
Pero fuera de este contexto, que ya será cuestión de análisis en la posteridad, lo más interesante por ahora, es en insistir que los principales protagonistas políticos, no usen a la vacuna o una posible solución médica a este problema, como un asunto de carácter político, porque ya se está viendo, desde ahora, por donde piensan entrar en la conciencia del pueblo mexicano, en tiempos meramente electorales.
La vacuna, si se aplica antes de las elecciones, debe apartarse completamente del panorama político electoral, pues como bien se ha comentado, es una obligación del gobierno y no una conquista política. Si llega la vacuna en días previos a las elecciones, hay que entender este asunto como una salvación que la ciencia proporciona, pero no debe tomarse como un milagro del gobierno. Esta estrategia política ya la quiso usar el Presidente Trump, en los Estados Unidos, al anunciar, con fines electorales, que pondría a disposición de los estadounidenses, una vacuna antes del tres de noviembre, fecha de las elecciones en aquél país. Evidentemente, le falló, porque dentro de dieciocho días, será imposible cumplir con esta promesa fuera de toda consideración.
Sin embargo, en México, hay tiempo suficiente para usarla con fines electorales, porque se supone que para el mes de junio próximo, habría ya la distribución de esta sustancia preventiva del Covid-19 y el Presidente de la República, sabe bien explotar esta circunstancia a su favor.
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MORENA, EL PARTIDO en el poder va rumbo a su resquebrajamiento político y con todo lo que está sucediendo, ya se considera una organización fuera de combate, porque no hay apoyo de su propio fundador, haciendo ver que no le interesa, porque su objetivo, el de Morena, ya está cumplido con haberlo llevado al poder y que fácilmente, en el momento que lo quiera puede anularlo y crear, incluso, otro partido político, ya que bien sabe que Morena, como la mayoría de sus militantes, vive a costa de su propia imagen.
Esta prepotencia política que lleva dentro de sí el propio Presidente de la República, lleva también este objetivo, el de deshacerse de este instrumento político que lo llevó al poder para dejar embarrados a casi todos los que le ayudaron a ascender al poder.
El Presidente está traicionando a toda la gente que le respaldó en su aspiración y ahora lo que quiere es trascender por sí solo, buscando, así como hemos puesto en consideración en otras entregas de esta columna, reelegirse para un nuevo periodo presidencial, aunque lo niegue sistemáticamente. Ya avanzó significativamente en este propósito y por ahora no quiere tener mayores compromisos con su gente, por lo que le da lo mismo que Morena, se quiebre por completo. Esto es lo que ya se advierte y se sigue confirmando conforme pasan los días. Esa es en parte la razón por la cual insiste en guardar insana distancia con el partido que lo llevó al poder.
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HASTA EL MISMO Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha puesto en duda que los medicamentos en contra del cáncer y que debieran ser distribuidos en los centros de salud, donde eran esperados impacientemente, fueran robados tan fácilmente, menos cuando se sabe de antemano que estos productos no son comercializados tan fácilmente debido a su delicado manejo y uso en los pacientes que sufren esta enfermedad.
Aquí, lo más probable y así lo piensan los padres de familia es que se trate de un auto robo del propio gobierno, haciendo creer que ya había adquirido estos medicamentos ante la presión que han venido ejerciendo familias de personas con la enfermedad, principalmente los niños que están muriendo por la irresponsabilidad del sector salud.
Se intentó, quizá, con esta estrategia, callar las voces de la protesta diaria y ganar tiempo para conseguir los medicamentos o decidirse a invertir en ellos, porque también existe duda de que haya voluntad política para comprarlos, toda vez, que la cuarta transformación ha puesto en práctica el ahorro y una austeridad que abarca, incluso, a la salud, como en este caso. El Presidente, por lo visto, solo sigue la corriente en este asunto, tirando la piedra y escondiendo la mano.
Mientras tanto, los niños mueren a diario y ésta será otra acusación que se tenga que hacer en contra del Presidente, y de las autoridades de salud, por la muerte de los niños, al omitir cumplir con la obligación de adquirir y distribuir los medicamente en tiempo y forma.
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BREVEMENTE INSISTEREMOS, sobre lo que ya quedó apuntado en los textos anteriores, sobre la posibilidad de que pasando el tiempo, haya quien se atreva a denunciar la muerte de muchos niños por la omisión de las autoridades, que van desde el Presidente de la República, hasta las autoridades responsables del sector salud a nivel federal, al no haber previsto el desabasto de medicamentos esenciales en el combate de cáncer en los niños, quienes sin poder defenderse, esperan, todavía, desde alguna de las camas de los hospitales del sector público de la salud.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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