¿Kime cuentas?
Sebastian Kim.
 

Otras entradas
2021-09-02 / “Ya llegó el gas que sí puedes pagar”
2021-08-06 / Entre el gas y el gasto
2021-07-09 / Estado de Malestar
2021-06-25 / Clase media ‘aspiracionista’, enemiga natural de la ‘4T’
2021-06-12 / Victoria con sabor a derrota
2021-06-04 / ¡Votemos!
2021-05-21 / En MORENA saben que van a perder…
2021-05-13 / Al carajo con la democracia
2021-05-07 / No politicemos la tragedia
2021-04-29 / ¡Al diablo con sus instituciones!
 
¿Es el aborto un derecho?
2021-09-23

Depende… ¿de qué?, de a quién le preguntemos. Y es que, en la época en la que vivimos, la gente exige cada vez más y más libertades, pero muy pocas personas aceptan la responsabilidad que conlleva obtener esa libertad. Hemos llegado al extremo de tener que estar recordando constantemente los valores fundamentales que nos integran como sociedad, nos enfocamos más en el individuo que en el colectivo y, aunque esto no es necesariamente malo, sí puede ser contraproducente cuando se llega a cualquiera de los dos extremos.


El aborto, al tratarse de un tema de común interés, al igual que la economía o la seguridad, debe solucionarse en conjunto, como sociedad, tanto hombres como mujeres debemos ser partícipes del debate, puesto que, las afectaciones de una decisión de tal relevancia afectan no sólo a quienes toman dicha decisión, sino a todos quienes le rodean. Es por eso que, más allá de hablar sobre libertades o decisiones, pienso que este debate en particular debería estar enfocado en responsabilidades y consecuencias.


Por ejemplo, no importa qué religión, cultura, ideología o pensamiento tengamos, todos estamos de acuerdo en que asesinar a una persona inocente, en cualquier parte del mundo y en cualquier contexto social, está mal o no es aceptable. Sin embargo, necesitamos de un Estado o una Ley que nos advierta que, de cometer dicho crimen, habrá una consecuencia negativa para el criminal. Pero, ¿cómo llegamos a este punto en donde una Ley nos impide matar? A través del consenso, por medio de acuerdos entre personas pensantes y conscientes de las consecuencias que asesinar a una persona traen consigo.


Del mismo modo, las leyes que prohíben el aborto fueron consensuadas bajo la premisa científica de que la vida inicia desde la concepción, por lo que se considera un asesinato el desechar al feto en cualquiera de sus etapas de gestación, iniciando en la etapa de fecundación, cuando no es ni siquiera un embrión. No obstante, desde hace muchos años el debate ha cambiado, pues ahora no se discute si el cigoto (óvulo fecundado) está vivo o no, sino en los derechos y libertades de las mujeres, del poder decidir si continuar con el embarazo o terminarlo, sin importar los motivos ni las circunstancias a las que se enfrentan.


Debido a esto, las regulaciones del aborto también cambiaron, pues se antepone la libertad de la mujer a la vida del bebé, y depende de cada país y de cada Estado que el aborto sea legal o no. Ahora bien, esto último no es del todo malo, pues se respeta la libertad de poder hacer consensos particulares en cada región, sin embargo, se nos ha olvidado el derecho básico y fundamental de todo ser humano que es la vida. Platicando con la diputada federal panista, Maryjose Gamboa, me dice que «no les vas a ir concediendo derechos a los bebés por cada semana de gestación, sino por cada vida. El derecho de una persona no puede estar por encima del de otra y, desde el momento en el que hablamos de un bebé, ya es una persona distinta a la madre, con la diferencia de que el bebé no se puede defender».


Pero, como en todo, existen distintos puntos de vista con relación a esto, por lo que también es importante aclarar que no porque el aborto sea legal significa que todas las mujeres van a hacerlo de manera desmedida y como si de un deporte se tratara. La visión de despenalizar el aborto va enfocada en proteger a las mujeres que, por alguna circunstancia, tuvieron que abortar. ¿Cuáles son estas circunstancias? Que existan riesgos mortales para la madre o para el bebé durante la gestación o durante el parto; que la mujer haya sido violada y, por ignorancia o temor, no haya tomado una píldora anticonceptiva en los primeros días; que el bebé traiga consigo dificultades graves que le impidan vivir de manera natural o incluso, alguna enfermedad tan fuerte que sólo venga al mundo a morir; o simplemente porque la mujer en cuestión no quiera ser madre.


No obstante, es por todos sabido que la burocracia gubernamental es, la enorme mayoría de las veces, estorbosa e incompetente, y que los trámites legales y las trabas de oficio muchas veces resultan en afectaciones para el ciudadano, y el aborto no es la excepción. De ahí la justificación de que una mujer tenga el acceso a poder abortar bajo cualquier causal, para evitar trámites vergonzosos, lastimosos y estorbosos. Creo que hasta ahí todos podemos estar de acuerdo en que nadie le desea a una mujer que aborte, aunque se pueda interpretar de esa manera.


Charlando con la directora del Instituto Municipal de las Mujeres en Xalapa, Veracruz y activista feminista, Yadira Hidalgo me comenta lo siguiente: «Si antes teníamos un “no” rotundo, ahora tenemos un “sí”. ¿Quién va a hacer uso de ese “sí”?, quienes lo necesiten. Claro, las mujeres organizadas vamos a estar muy pendientes de que los servicios de salud se den en tiempo y forma, vigilantes». Y es que, aunque personalmente repudio varias cosas del feminismo moderno, que, además, se ha tornado más en un movimiento político que uno social, si en algo coincido es en buscar la no intervención del Estado en la vida de las personas.


Ya hablando de coincidencias, y para concluir con este artículo de opinión, estoy convencido de que el acuerdo puede darse. Los extremismos siempre han existido y siempre lo harán, pero, en vez de fijarnos en los extremos, ¿por qué no enfocarnos en los matices? ¿Por qué no buscar alternativas al aborto, en vez de promoverlo como única y mejor solución? Ambas entrevistadas coinciden en que la educación sexual debe evolucionar y centrarse, además de en la parte reproductiva, en las consecuencias y responsabilidades que conllevan una relación sexual consensuada.


Sin duda, el aborto será siempre un tema polémico, pues hablamos de la vida misma, tanto de la del bebé como de la de la madre, pero esto no significa que no podamos encontrar soluciones favorables como sociedad. No discutamos entre quién tiene la razón ni en qué postura es moralmente superior, centrémonos mejor en encontrar coincidencias, a partir de las disidencias.


Y tú, ¿Kime cuentas?


Sígueme en Twitter: @kimsebastian_


Facebook: @SebastianKimMx


Mándame un correo: kimecuentas@gmail.com

 
Regresar a la Página Principal
Aviso de Privacidad
 
Comentarios
 
En Política al Día nos interesa tu comentario, es por eso que creamos este espacio para tí. Aquellos mensajes que contengan un contenido vulgar, difamatorio u ofensivo, serán eliminados por el administrador del sitio. Leer normas y políticas