Como ya he referido en este espacio en múltiples ocasiones, el proyecto del presidente López Obrador (como el de todo populista) consiste en vivir eternamente peleando con alguien o algo. La estrategia es simple: encontrar a quien culpar de los fracasos propios del gobierno, pues la responsabilidad nunca recae en los funcionarios, siempre tiene que existir un enemigo que les impide hacer las cosas bien, siempre es culpa de alguien más, pero nunca de quienes están al frente del gobierno.
Lo hemos visto a lo largo de esta administración, así sea por decisiones de Obrador o de MORENA, si algo sale mal es culpa de alguien más, no importa quién, puede ser Calderón, puede ser Loret, puede ser el ‘Jefe Diego’, Claudio X. González, El Universal, el periódico Reforma, los conservadores, etc., siempre alguien “le pone el pie” al presidente, ni él ni sus funcionarios se equivocan, jamás. Hoy, después del duro golpe que recibió en las elecciones al perder la mayoría calificada en el Congreso federal y la mitad de la capital del país, el presidente Obrador culpa ahora a la clase media ‘aspiracionista’.
Pero, ¿a cuál clase media se refiere?, parece que al presidente se le olvida que esa clase media que hoy desprecia fue la que le dio el poder hace ya casi tres años. Fue la clase trabajadora la que confió en sus promesas de campaña, fueron los emprendedores, cansados de tanta corrupción, quienes le dieron el voto de confianza para mejorar las cosas; fueron las amas de casa, hartas de las malas condiciones en que viven, quienes le apostaron al cambió que él prometió; fueron los universitarios, desesperados por la falta de apoyo y de reconocimiento de los anteriores gobiernos, quienes incluso impulsaron su candidatura para llegar a la silla presidencial.
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Ahora bien, a raíz de estas declaraciones del ejecutivo federal, surgen ciertas dudas, la más reiterada es: ¿quiénes pertenecen a la clase media y con base en qué se puede hacer dicha medición? No es sencillo, pero se puede simplificar si nos fijamos principalmente en el poder adquisitivo de cada hogar o de cada persona. Esto es, la capacidad de compra del sujeto en cuestión, puesto que no importa tanto cuánto ganas, sino para qué te alcanza.
Si podemos decir que tenemos el capital suficiente para comer de vez en cuando en un local fuera de casa, ya sea un restaurante caro o de mediana categoría, si nos alcanza para salir de viaje un fin de semana, si nos alcanza para vacacionar por periodos de más de una semana, si nos alcanza para tener televisión, computadora, consolas, servicios básicos como la luz, el agua, el gas, el internet e incluso otros no tan básicos como un servicio de streaming (Netflix, Amazon Prime, Disney+, etc.), si podemos comprar ropa y accesorios de vestimenta con cierta frecuencia, si podemos comprar una moto o un automóvil, si tenemos acceso a una tarjeta de crédito o a un crédito mismo, podemos decir entonces que pertenecemos a la clase media, obviamente con sus justas dimensiones, habrá quienes pueden comprar más que otros, pero siguen perteneciendo a la misma clase media.
Resulta que justamente este sector de la población es el que más está resintiendo los malos resultados de este gobierno, puesto que representa a la mayoría de los contribuyentes, es decir, somos quienes más pagamos impuestos, al mismo tiempo que somos los más perjudicados por ello. En esta administración los impuestos han aumentado, además de que se han creado nuevos, sin mencionar que esos impuestos están mayormente dirigidos a los programas sociales (clientelares), mientras que se eliminó el apoyo a la ciencia, al deporte y al emprendimiento. Es la clase media la que mayormente resintió los estragos de la pandemia, pues en esta se encuentran los pequeños y medianos emprendedores a los cuales este gobierno les dio la espalda cuando más lo necesitaron, pues se les obligó a cerrar sus negocios, pero se les exigió seguir pagando impuestos.
Por esto y otras razones más es que MORENA perdió votantes, porque, además, la clase media no se vende. Es decir, a la clase baja la pueden comprar con programas sociales y con dádivas económicas, a la clase alta la pueden comprar con dinero o con corrupción, pero a la clase media, esa que sí sabe ser productiva y obtener las cosas por medios propios, no la pueden comprar. Por eso el presidente López Obrador está tan empeñado con suprimir a este sector de la población, el tema es que no nos puede hacer ricos, la única forma de “combatir” a la clase media, es haciéndola pobre y dependiente del gobierno.
Pareciera entonces que el presidente está en contra de la superación personal y colectiva. Pareciera que le interesa instaurar un régimen socialista en donde todos dependamos del Estado, en donde todos pensemos igual que él y en donde todos estemos de acuerdo en todo lo que él y su gobierno hacen. Pareciera pues, que la clase media somos el rival a vencer…
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