La razón es simple, todo lo que se oferta en el mercado de bienes y servicios se debe mover de los centros de producción a los de consumo y eso naturalmente tiene un costo cuyo componente importante es el de los combustibles que utilizan los vehículos que los transportan. Así que al elevar el precio de los combustibles el gobierno mismo empujaba hacia arriba los bienes a transportar y ello servía de justificación para que todos los bienes y servicios subieran de precio.
Inclusive, el costo para el mercado de trabajo, igual se ve impactado con los aumentos en los precios de los combustibles mermando directamente el bolsillo de los trabajadores cuyos salarios mínimos de los trabajadores no aumentan en la misma proporción a la inflación.
¿Qué ha hecho ahora el gobierno federal a diferencia de los anteriores?
El gobierno de AMLO ha buscado, a costa de un fuerte costo político que le llega desde las huestes de los economistas graduados en universidades extranjeras ortodoxas y partidos políticos de la derecha, mantener lo más bajo posible el costo de los combustibles con la única arma legal: Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
Este impuesto se paga principalmente por la producción y venta o importación de gasolinas, alcoholes, cerveza y tabacos, entre otros bienes. Igual que el IVA, es un impuesto indirecto y lo que ha hecho el gobierno federal es dejar de cobrarlo por un tiempo para evitar echarle más leña al fuego, ya que los contribuyentes no lo absorben, sino que te lo trasladan a través del precio.
Así, el gobierno federal al dejar de cobrar este impuesto, subsidia el precio a los consumidores y mantiene bajo el precio de las gasolinas, mucho más bajo incluso que Estados Unidos, país que produce la mayor proporción del consumo nacional mexicano.
El Jefe y Titular de la Unidad de Planeación Económica en la SHCP, hace una cuenta simple del caso. Como el precio de la gasolina ronda en los 22 pesos por litro, y el subsidio que reciben los consumidores es de aproximadamente 12 pesos, el precio actual andaría por el orden de los 34 pesos, ¡Imagínese ese altísimo precio de un solo producto lo que aceleraría la inflación en el país!
La lucha mediática entre gobierno federal y opositores es por el lado de la estabilidad de las finanzas públicas, que si están en peligro o no.
Así que, a la larga, veremos quién tuvo razón, sobre todo estando en el umbral de las elecciones presidenciales, si el gobierno de AMLO tiene razón, la inflación será moderada y las finanzas seguirán fuertes, pero de no ser así, la oposición tendrá elementos suficientes para quizá hasta arrebatarle el poder a MORENA.
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