La Cumbre de Líderes de América del Norte me ha llavado a recordar que cuando estudiamos geografía en la escuela aprendimos que en el mundo existen 5 continentes, América, Europa, África, Asia y Oceanía, y que el continente americano a su vez se divide en América del Norte, América Central y América del Sur y que nuestro país, México, está integrado en América del Norte, sin embargo creo yo que debido al origen latino, Español y Portugués, de los países centro y sudamericanos, aunado a la herencia de un idioma común, nos ha llevado a identificarnos histórica y culturalmente como latinoamericanos, más allá de que Centroamérica comienza al sur del Suchiate, justo donde termina Norteamérica.
En esa dualidad de identidades hemos llegado a pensarnos como centro o sudamericanos, antes que como norte americanos, región donde mentalmente ubicamos únicamente a USA y Canadá, porque no concebimos que siendo tan diferentes tanto física como culturalmente, así como en grado de desarrollo, podamos pertenecer a la misma región que ellos.
Igual confusión y sentido de pertenencia de todo el continente sufren los estadounidenses, cuando sus líderes han insistido históricamente en denominar “América” a su país y reconocerse únicamente a ellos mismos como americanos, excluyendo de esa identidad no solo a los países que están al sur de sus fronteras sino también a Canadá, con los que guardan más similitudes que con nosotros y nuestros hermanos centro y sudamericanos.
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Pero, ¿Por qué en México seguimos mirando hacia el sur e identificándonos con el subdesarrollado centro y Sudamérica, antes que como norteamericanos? En mi opinión, creo que será porque nos sentimos cómodos victimizándonos y comprando el discurso de que existe un imperialismo rico y opresor acechando a nuestros pobres y débiles hermanos de los países latinos que al haber sufrido similar opresión por parte de Europa, una vez liberados del Imperio Español, nos convertimos en presa fácil de los intereses expansionistas y continentales de los EE.UU.
Es por ello que cuando el presidente Salinas en el 94, al reconocer las ventajas de pertenecer a Norteamérica, negoció con USA y Canadá el establecimiento de un tratado comercial que haría de la región la potencia económica más grande del mundo, frente a la Unión Europea y la, en ese entonces, creciente China en Asia, resurgieron antiguos traumas anti gringos de algunos trasnochados que, ¡poniendo el grito en el cielo!, se dedicaron a desvirtuar las ventajas de nuestra integración a un mercado tan prometedor como el de Norteamérica, argumentando con pretextos tan intangibles como la “soberanía nacional”, tratando de dinamitar el Acuerdo Comercial desacreditando sus logros y oportunidades de crecimiento para el país, antes que promover las inversiones e incentivar a nuestros ciudadanos a aprovechar las ventajas competitivas que nos ofrece nuestra envidiable ubicación geográfica, la capacidad de trabajo, la competitividad, el enorme talento y la insuperable adaptabilidad de nuestra gente a cualquier mercado laboral.
Es por todo ello que hoy en día, cuando nos gobierna una facción de esos trasnochados anti imperialistas gringos, se hace imposible reconocer primero y aprovechar después la enorme oportunidad que representa para México la floreciente vocación imperialista de China quienes, ante el mundo, muestran una cara de alta competitividad y visión capitalista, mientras que al interior de su país prevalece un férreo régimen comunista, tirano, antidemocrático y esclavizante de su gente, del cual, los empresarios e inversionistas de USA han decidido salirse, llevándose con ellos cientos de empresas manufactureras y de servicios, buscando un destino más saludable y estable para sus inversiones, siendo México - por su ubicación geográfica y las características de sus ciudadanos antes descritas, así como por el hecho de ser el principal socio comercial de Norteamérica a través del TEMEC - el principal y natural candidato para albergar los capitales que están saliendo de Asia, con lo que llegarían a México para crear los millones de empleos bien pagados que Salinas anheló y vislumbró al firmar el TELCAN.
Sin embargo sólo existen 2 requisitos adicionales que esas inversiones requieren para establecerse en México: 1.- la voluntad política de nuestras autoridades para atraerlas y darles la bienvenida y, 2.- Un clima de paz, armonía laboral y respeto al Estado de Derecho; lo cual México, con este gobierno no está ofreciendo, pues el viejo trauma de que “vienen a conquistarnos” predispone a nuestras autoridades, mientras que la parte del respeto al Estado de Derecho, está muy lejos de ser una realidad en nuestro país y no lo digo yo ni los “enemigos del régimen” solo por molestar, sino que lo ha dicho el propio presidente con su ya clásica frase de que: ”no me vengan con que la Ley es la Ley”
Y así ¡¡deveras que no se puede¡¡ … ni se podrá. |