Ahora el poder público en Veracruz lo poseen PAN y PRD. Ello no implica que podrán pasar con facilidad por encima de la voluntad popular.
Un ciudadano honorable postulado por un partido pequeño, si lleva a cabo una penetrante campaña, que convenza a los votantes, será candidato competitivo y con relativas probabilidades de triunfo.
En cambio, un político desprestigiado o de esos muy desgastados por ser de los mismos de siempre, como si no hubiera más, aunque vaya por un partido de los llamados fuertes, acaso reciba rotundo revés y pierda la elección.
Hasta los independientes serían opción en ciertos casos.
Invito a los veracruzanos en general y a los xalapeños en particular a dar una lección en la venidera elección. No nos dejemos engañar, ni por populistas o demagogos, ni por mentirosos compulsivos, capaces de ofrecer las más fantasiosas utopías con tal de conquistar el poder y tan pronto se instalan en el cargo voltean la espalda al electorado que los entronizó.
Hemos visto mil casos así. Prometen acabar con los gasolinazos y miren lo sucedido con los precios de combustibles en el ámbito nacional.
A nivel del estado, juran que no despedirán empleados y lo primero que hacen es lanzarlos a la calle de manera humillante, tratándolos como si fuesen delincuentes.
Fijémonos y elaboremos planillas atractivas, con mujeres y hombres, jóvenes y experimentados, preparados y entusiastas, con vocación de servicio. Los hay y sólo esperan la oportunidad de participar.
También invito a todos los que anhelen servir a su municipio, para que levanten la mano y la voz, que griten: ¡aquí estoy! Luchen por ser candidatos, pidan el voto para presidente municipal, síndico o regidor.
Es tiempo de que el pueblo tome el poder.
Si algún partido político los abandera, qué bien. Y si no, vayan por la vía libre, independiente. |