Línea Política
Agustin Contreras Stein
 

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Un mundo desquiciado
2019-07-12

EN UN POCO más de una década, todo el país, se ha convertido en un mundo desquiciado donde la vida no tiene ningún valor, sea de quien sea, pues lo mismo puede tratarse de un niño, que de un joven o de cualquier edad, sea hombre o mujer.


La sociedad vive horrorizada ante tanto crimen, ante tanto acto violento, ante tantos delitos de toda clase.


Lo peor del caso es que ante este panorama, también las autoridades han perdido sus propios valores, pues pocas son aquellas que se preocupan y luchan todos los días por mantener la calma, la tranquilidad y la desesperación de quienes se han visto afectados y de aquellos que se encuentran permanentemente temiendo por su vida.


Vivimos, propiamente, en un mundo desquiciado, donde por unos cuantos centavos, por un mal entendido, por una mirada mal interpretada o sencillamente, por una expresión desafortunada o por ganarse, como sucedió hace unas cuantas horas, un espacio en amplio estacionamiento de un centro comercial, la gente es capaz de agredir con intenciones de quitar la vida a quien sea.


Vaya, son cosas que sorprenden, que nunca se pensó que sucedieran en un mundo, supuestamente civilizado, en una población cada día más informada, con posibilidades de prepararse más que en otros tiempos y de una vida, también, de alguna manera, más cómoda.


Ante esta situación, la pregunta es insistente. ¿Quién garantiza en estos tiempos la tranquilidad de la población?


Nadie, aparentemente, nadie, porque el Estado, como se ha comentado en muchas ocasiones, ya fue rebasado, aunque las autoridades digan lo contrario en aras de justificar su presencia.


México, ha sido golpeado por la violencia. Veracruz, ha sido tomado como rehén por los grupos organizados del crimen ante la nula existencia de las fuerzas del orden, ya sean del Estado, o de la federación. No hay nada ni nadie que pueda con tanta responsabilidad, ya que de plano han optado, al parecer, por mantenerse fuera del marco de violencia que se ha generado.


Los hechos que se suscitan todos los días, son una muestra de que la intolerancia se ha perdido, que ya no hay valores que se respeten, que los espacios públicos, se han convertido una selva, donde los hombres y mujeres viven con el Jesús en la boca, mientras que en casa se reza todos los días para encontrar un poco de paz interna.


En la calle, la batalla es permanente. La gente sale a la defensiva y se cuida hasta de su propia sombra. No hay nada que la proteja, no hay nada que pueda garantizarle su seguridad, mientras los de arriba, los elegidos por el pueblo, se cubren las espaldas con hombres de confianza que no dejan que nadie se les acerque, porque también, como humanos que son, tienen miedo.


Y el horror se contempla desde lejos, aunque el producto de las ejecuciones les lleguen hasta en su propia puerta, pues cuantas veces hemos escuchado que a la entrada de cualquier lugar, dejan bultos de personas desmembradas, asesinadas sin contemplación alguna, sin razones que puedan explicar estos hechos.


Un mundo desquiciado rodea a la sociedad en todos los sentidos y da lugar a una constante reflexión sobre la causa de toda esta desesperación, de toda esta inclinación por hacer mal, hasta llegar a la conclusión de que alguna bacteria podría están causando estos males en el desajuste del cerebro de una gran mayoría que se dedica a violentar la paz y la tranquilidad del resto de habitantes de este México, de este Veracruz, que no ve la suya desde hace tiempo y que como todo aquello que se ha podrido, que se ha descompuesto, comienza por no servir de nada.


La culpa de todo esto es de todos, desde que el ser nace y se le forma y se le conduce, ya sea en forma negativa o positiva. La irresponsabilidad en el seno familiar que hoy se hace más evidente, los juegos de guerra que no son aptos para los menores, la influencia televisiva que a diario muestra constantemente los actos de agresión, de homicidios, de perdida de valores, de una permanente muestra de la violencia. Las permisivas empresariales de la radio que no hacen nada para que sus propios trabajadores que se encuentran frente a los micrófonos, eviten expresiones ofensivas a la sociedad y a la familia.


Los maestros que han perdido su ética profesional que en lugar de prepararse se ofenden cuando alguien quiere evaluarlos para beneficio de las generaciones de niños y de jóvenes que van creciendo.


En fin, de todos los integrantes de la sociedad que no hacemos lo suficiente o necesario para contribuir a la esperanza de vivir, algún día, tranquilamente.


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Y SIGUE LA MATA DANDO.


EL CASO DE JAVIER Duarte de Ochoa, no termina, ni se ve que en poco tiempo concluya, pues hay muchos que están fuera y que debieran hacerle compañía a su jefe, en cualquier reclusorio que no sea, precisamente, donde se encuentra el ex gobernador de Veracruz.


Faltan muchos que andan sueltos y que deben mucho a la sociedad, a los propios habitantes de este Veracruz, que por todos lados fue saqueado y no se habla solamente de quienes forman parte de la era duartista, sino de aquellos que les han seguido, de los que apenas han llegado y que ya muestran las mismas formas de actuar.


Ayer se supo, apenas, de la detención de otro más de los que formaron parte del equipo de Javier Duarte, y que hoy, por delitos diferentes, pero que tienen alguna relación con el pasado, se han actualizado, de tal manera, que la cadena de personajes de íntima relación con el pasado reciente, ya está cayendo, aunque, como ya hemos comentado, muchos anden todavía con la cola entre las piernas, pensando en qué momento van a ser requeridos por la autoridad.


Así son las cosas. Así se están desmantelando muchos cotos de poder económico y político.


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ALCALDES MAL VISTOS EN PALACIO.


CADA DIA QUE PASA el Palacio de gobierno, aquí en la capital del Estado, se ve más fúnebre.


No hay nadie que se acerque, que busque a funcionarios, como el Gobernador del Estado, que no sea rechazado y obligado a retirarse.


Eso pasó apenas hace unas horas con un buen número de alcaldes que no fueron recibidos por el mandatario estatal, minimizando su importancia como autoridades cercanas al pueblo veracruzano.


El poder, ya se sabe, es el poder y obnubila a cualquiera, pero una muestra de consideración pudo darse a favor de quienes tienen, también, frente al pueblo, una responsabilidad, es decir, la de conducir el gobierno municipal en distintas regiones del Estado.


¿Qué pasa en el gobierno de Veracruz?


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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.


NUESTRO CORREO: ac_stein58@yahoo.com.mx

 
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