No sólo dañaron propiedad privada; no sólo destruyeron propiedad pública; sino que además agredieron tanto a hombres, como a mujeres. ¡Feministas agrediendo mujeres! ¿Por qué? ¿No es acaso contra lo que están luchando?
Y la falacia de falsa equivalencia surge de manera instantánea…
“Si te duelen más unos edificios pintarrajeados que la muerte de miles de mujeres, te falta empatía”
Y no… se pueden repudiar ambas cosas. Como es mi caso, que no celebro (jamás lo haría) el asesinato de una mujer, pero eso no justifica que otras mujeres puedan hacer cuanto destrozo les plazca porque están enojadas. Porque además de que no sirve de nada, dañan a terceros y eso no puede ir de la mano con pedir empatía; ¿con qué cara?, diría mi madre...
No se trata de competir por qué tragedia es más importante. Lo ideal sería que luchemos por las mismas causas juntos. Y si hay disentimiento, se debe buscar la conciliación a través de la confrontación de ideas en sano debate.
Pero eso no es suficiente para el feminismo radical, que se caracteriza por usar el color verde, en vez de el rosa o el morado que también están relacionados con el movimiento.
Lo que este colectivo busca es poder político y económico. ¿Por qué lo digo? Porque al final, después de acabar de vandalizar parte del centro de la CDMX, las feministas llegaron a una serie de acuerdos con la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum.
En resumen, les dio trabajo y les concedió impunidad a las mujeres que cometieron agresiones o destrozos.. ¿Y el presunto caso de violación por el cuál se supone que marcharon?
Lo que me parece injusto es que se les permita vandalizar sin que haya consecuencias, porque de ninguna manera se puede justificar la violencia bajo el estandarte de exigir paz.
Ninguna persona que luche por una causa justa recurre a la violencia, jamás. Aquella persona que busca el poder, siempre. Obviando, claro está, los tiempos de guerra, que no son comparables con nuestro contexto histórico actual.
Gandhi, Mandela, Luther King, Kachindamoto, Rand… la lista es larga.
Y mientras unas dicen que eran grupos de choque infiltrados, otras dicen que está bien justificada la manera en la que «las compañeras ‘expresaron’ su enojo». Sea cual sea el caso, la violencia no debe quedar impune.
En fin, quiero reiterar que la agenda de el feminismo de la tercera ola es política, no social. Se aprovechan de una causa real como lo es la inseguridad y lo utilizan como estrategia política, con la bandera del feminismo por delante.
De allí que surgiera el #NoMeRepresentan en redes sociales, motivado por mujeres que no comparten esas ideas radicales y que promueven el feminismo sin violencia y sin dañar a terceros. “Femenina, no feminista”, suele ser el distintivo.
Veremos qué curso toman las cosas los siguientes días, al mismo tiempo que sabremos qué grupo feminista predomina en México; el radical o el femenino.
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