Lamentablemente, ese momento fue tan fugaz como sus promesas de campaña… Es decir, ojalá Andrés Manuel gestionara su gobierno del mismo modo que maneja la palabra. Pues, como bien se dice: del dicho al hecho, hay mucho trecho.
¿Por qué lo digo? Porque mientras todos daban el ‘grito’ con fervor, olvidaron por completo el nuevo paquete económico para el año 2020 y sus consecuencias…
Es más complicado de lo que pudiera parecer, pues no sólo se trata de más impuestos, sino que sería el principio del fin de nuestra economía, pero sobretodo, de nuestra libertad.
Antes de analizarlo, primero quiero puntualizar que yo considero que los impuestos son un robo. Pagamos al Estado por servicios deficientes, tanto que preferimos acudir a la iniciativa privada. Porque además, siempre es mejor.
El mercado se regula sólo, con base en la oferta y la demanda. En una esquema libre de impuestos, podríamos elegir a qué escuela asistir, a qué hospital acudir, a qué empresa contratar, etc, en vez de conformarnos con la pésima calidad de los servicios que el gobierno ofrece. Por si les interesa investigar un poco, yo anhelo un Estado minarquista; menos Estado es igual a mayor libertad.
Continuando con el tema central, el paquete contempla un aumento a algunos impuestos, así como la implementación de otros nuevos. Sí, a pesar de que prometió no crear nuevos impuestos, en esta iniciativa los hay.
Primero está uno de los más viles, a mi consideración: más impuestos al ahorro. En términos sencillos, quienes ahorraron para el retiro, tendrán que hacerse a la idea de que al llegar a cobrar lo ya trabajado por una vida entera, deberán pagarle al gobierno el 1.45 % para poder “disfrutar” de ello. Insisto, vileza pura…
Luego, se plantea afectar al libre mercado, a ese que nunca ha necesitado, ni necesitará de intermediarios para que funcione. Si usted vende por catálogo, ofrece servicios en línea (a través de internet o alguna aplicación tecnológica) o alguna actividad similar, ahora tendrá que pagarle al Estado una parte de su ganancia. Evidentemente, tendrá que cobrar sus productos y/o servicios más caros, lo que afecta directamente a su economía y a la de sus clientes. Repito, robo…
Después, si usted vive de rentar vivienda, también saldrá afectado, pues ahora estará obligado a facturar, con la advertencia de que si no lo hace, caería en un delito grave.
Y aquí es donde pasamos de analizar el peligro que corre nuestra economía, al que corre nuestra libertad.
Esto último se debe a dos leyes; una recién creada y otra a punto de serlo:
- Ley de Extinción de Dominio
- La evasión fiscal considerada como un delito grave.
El presidente se ha empeñado (en sus últimas “mañaneras”) en decir que la evasión fiscal ha sido una práctica que ha lastimado de manera terrible al Estado mexicano y que eso debe terminar. Por lo que ahora compara dicha acción con la delincuencia organizada. Así es, alguien que no paga algún impuesto comparado con alguien que asesina por placer… Inaudito.
Es por esto que se pretende lanzar la iniciativa, para que sea un hecho y puedan aplicar todo el peso de la Ley a quien el gobierno quiera, o como ellos dicen, a quien lo “merezca”.
Y aquí es donde entra la Ley de Extinción de Dominio. Pues al considerarse un delito grave, el Estado podrá utilizar este pretexto de “evasión fiscal” para perseguir y encarcelar a cualquier persona. Aquí lo grave es que no existe la presunción de inocencia, esto es, sin pruebas, pueden meter a prisión quien se les dé la gana.
Además, esta ley faculta al Estado para incautar bienes del acusado, con la excusa de que se consiguieron con dinero procedente de actividades ilícitas, así las haya cometido el dueño o alguien más.
Y lo peor es que aunque la persona acusada demuestre que es inocente, ya no podrá recuperar lo que el gobierno le quitó, pues ahora pertenecerán al Estado mexicano y sólo este podrá hacer uso de ellos.
Por si no ha quedado claro, esto es una amenaza directa a nuestra libertad, pues a cualquier contribuyente lo podrán perseguir y encarcelar si al gobierno le conviene. Sin pruebas, sin fundamentos y dentro de la legalidad.
Mi intención no es atacar al gobierno de López Obrador, sino de advertir el peligro que corremos con estas nuevas medidas. Anhelando que ese momento de unión y unidad que vivimos hace unos días, impere por encima de nuestras ideologías políticas.
De lo contrario, podría haber sido el último grito de independencia que pudimos dar en libertad…
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