Después de la pésima negociación efectuada por la secretaria de Energía, Rocío Nahle, en la reciente reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC por sus siglas en inglés), los resultados que absolutamente todos los especialistas en materia energética previeron están sucediendo. Era cuestión de entender el mercado y su funcionamiento, así de simple, pues ni siquiera estamos hablando de tecnicismos ni de métodos de tratamiento del crudo, sino de comprender que el mundo y sus necesidades están cambiando y por lo tanto, el mercado cambia.

En términos muy simplificados, el mundo está buscando reemplazar el “oro negro” por energías limpias, renovables y más baratas, como la eólica, solar, eléctrica, etc. Cualquier tipo de energía que haga los procesos de producción más baratos, para que al momento de vender, las ganancias resulten con un margen más amplio. Insisto, es cuestión de entender el básico modelo de oferta-demanda que sostiene el mercado.

Pero algo que pareciera tan sencillo de comprender para cualquier persona con conocimientos primarios de economía y energía, resultó ser de lo más difícil para nuestro gobierno. Particularmente para el presidente, quien después de ver que los precios del petróleo se desplomaron, llegando incluso a números negativos, pensó que la solución era producir más...

Pongamos un ejemplo práctico con manzanas: imaginemos que tenemos una reja de manzanas y necesitamos venderla para recuperar los recursos invertidos en su producción. Cuando llegamos al mercado, notamos que nadie quiere comprar manzanas y que, además, hay otros 20 vendedores con el mismo producto, pero de mejor calidad. Lo que tenemos que hacer es bajar el precio para que “salgan”, pero nadie las quiere, entonces, con tal de que no se nos echen a perder, las regalamos e incluso, pagamos para que alguien se las lleve. Esto es lo que está pasando con el crudo en el mundo, con la clara desventaja de que nuestro país tiene más petróleo que vender y de menor calidad que la del resto.

Estas terribles decisiones acabarán afectando directamente nuestros bolsillos, pues están tomando dinero de donde sea para intentar “parchar” el daño, pero siguen sin entender que mientras le apuesten a que PEMEX y el crudo serán la salvación del país, estamos perdidos... Un claro ejemplo fue el ultraje a los fideicomisos públicos que recientemente anunció el mismo Obrador, eliminándolos para hacer uso indiscreto de esos recursos, una clara violación a la Ley que demuestra el nivel de desesperación de ver que no les está alcanzando. Y por si fuera poco, la calificadora Moody’s bajó el grado de inversión de PEMEX a niveles “basura” y con perspectivas negativas debido a las políticas públicas implementadas, esto ahuyenta a los inversionistas y provoca fuga de capitales.

Ojalá pronto se den cuenta del grave error que cometen con tal de mantener un capricho que en la actualidad ya no es rentable, de lo contrario sólo acabarán por sumergir al país en un hoyo financiero del que difícilmente podremos salir. La misma Moody’s nos da un margen de cuatro años de recuperación, siempre y cuando cambien la dirección de las políticas en materia económica y energética, esperemos que así sea.

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