¿Kime cuentas?
Sebastian Kim.
 

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Ignorancia
2020-04-09

Hace unas semanas compartí una postura sobre la importancia que la empatía cobró en nuestras vidas a raíz de esta pandemia. Hoy es necesario hablar de la constante negación que existe en nuestra sociedad de aceptar que la realidad nos ha rebasado en todos los ámbitos conocidos. Desde el más sencillo de entender que sería el social, hasta el más complejo como lo es el científico.


Vivimos en una época que nuestros antepasados envidiarían, con toda la información que queramos al alcance de un ‘click’, con el conocimiento adquirido durante milenios disponible en un aparato que podemos transportar a todos lados y al que en cualquier momento podemos recurrir para aclarar casi cualquier duda que nos aflija al instante. A pesar de ello, somos la generación más estúpida de la historia.


Y no me refiero a que nuestra capacidad intelectual sea poca o baja, el problema es nuestra falta de interés. Estamos tan acostumbrados a la facilidad con la que obtenemos información, que ya no nos preocupamos por comprobar la veracidad de la misma. De pronto, por el simple hecho de que nuestro artista favorito o el político de nuestra preferencia lo dice, lo damos por hecho. Estamos olvidando que si hoy gozamos de una gama amplísima de información es gracias a que hubo grandes pensadores que dudaron de lo que se tomaba como verdad absoluta y se atrevieron a investigar por su propia cuenta.


En el mismo sentido, estamos perdiendo de vista la objetividad, pues le creemos a cualquier ‘youtuber’ de moda, pero no a los profesionales de la salud. Preferimos creer la mentira llamativa de que todo este asunto es un inventode los gobiernos porque una persona en internet lo dice, sin pruebas, ni evidencia de ello, con el atrevimiento de sentirnos más preparados que los expertos en la materia. Haciendo que todas las personas que han perdido la vida por esta nueva enfermedad, incluidas las que lo han hecho buscando una cura o tratando a pacientes contagiados, estén siendo en vano... 


Las pandemias han azotado fuertemente a nuestra especie en otras ocasiones, pero si en el pasado fueron tan mortíferas, fue más porque no contábamos con los avances médicos necesarios para encontrar una cura con rapidez, las circunstancias no lo permitían. Hoy es distinto, pues hoy el virus que más nos está afectando es la ignorancia, la insensatez de pensar que no pasa nada y que es una gripa a la cuál podemos sobreponernos sin problema. Si esta enfermedad nos está causando tantos problemas hoy, es por nuestra culpa, porque tenemos a la mano la información necesaria para combatirla, pero no queremos hacerlo. 


Algo que parece tan sencillo como quedarnos en casa y lavarnos bien las manos nos está resultando un verdadero suplicio, ¿qué sería de nosotros con esta actitud en tiempos de la peste negra o del cólera? Ya nos hubiéramos extinguido. Y es que en todos los países del mundo ha ocurrido prácticamente lo mismo. Se tomaron a la ligera las advertencias y ahora están pagando las consecuencias de manera fatídica y trágica.


Particularmente en México, vemos personas yendo a la playa porque “no pasa nada”, “tú qué les crees a esos alborotadores de la tele”, “están exagerando”, insisto, creyendo que saben más ellos que los que están dando su vida para contener este nuevo brote. Vemos las redes sociales plagadas de comentarios desestimando la gravedad de la situación, aún cuando hemos tenido la verdadera fortuna de ser uno de los últimos países afectados, con montones de ejemplos a la vista de qué va a suceder si no hacemos caso, con más información sobre el virus que las demás naciones cuando recibieron el problema y ni así queremos entender.


Y eso no es culpa de quienes están al frente del gobierno, pues si bien es cierto que tienen su grado de responsabilidad al cuidar el costo político antes que la salud del pueblo, es más responsabilidad nuestra por pretender que nuestras propias vidas dependen de las decisiones de alguien más. ¿De verdad tenemos que esperar a que alguien nos diga que no toquemos el fuego aunque nosotros ya sepamos que nos vamos a quemar si lo hacemos? Pensar que a nosotros no nos va a afectar como lo ha hecho con el resto del mundo, es igual a creer que estamos hechos de un material distinto, como si nuestros cuerpos no estuvieran compuestos de la misma materia y como si el funcionamiento del mismo fuera superior al de los demás. Evidentemente, no es así...


En fin, como especie estamos demostrando que no estamos a la altura de la situación, pero aún hay quienes a diario luchan contra este mal llamado «ignorancia» que tanto daño nos sigue haciendo y confío en que podremos derrotarlo, pero es necesario que entendamos y hagamos entender a los demás que por más que la neguemos, la realidad siempre se impondrá, lo queramos o no.


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