Es bien conocido por muchos el síndrome de «hubris» (SH), un trastorno mental que impide a quien lo padece ver la realidad como tal, sólo conoce su realidad y le es imposible entender que se equivoca, además de sentir una especie de paranoia en donde cualquier disentimiento lo siente como un ataque hacia su persona. Esto está relacionado a personas que ejercen el poder en cualquiera de sus formas y es innegable que Obrador tiene más poder que cualquier presidente que lo haya antecedido. 

No sólo por la legitimidad con la que llegó al cargo, sino porque no tiene a su alrededor personas que lo ayuden mantenerse en ‘tierra firme’. No existen contrapesos en México, los tres poderes que se supone deberían estar divididos para justamente balancear el ejercicio de nuestros gobernantes están sumisos y serviles a lo que Andrés Manuel pida y quiera.

¿No les resulta preocupante, amables lectores, que el presidente no note que el país está sumergido en un descontento social general? Van cuatro mega marchas nacionales, dos de ellas en un lapso menor a cinco días, además de un Paro de magnitud histórica en lo que va de su mandato. Cada manifestación encabezada por distintos sectores de la población, ninguna ha sido liderada por una sola persona, todas han sido de manera colectiva y todas han exigido exactamente lo mismo: seguridad y justicia.

A pesar de lo anterior, el ejecutivo federal se ha preocupado de todo menos de responder a estas demandas. Se preocupa por cuidar su imagen, de cuidar su ‘rifa’ (ahora sorteo), pero sobre todo, lo que más le preocupa es que cada vez menos personas le creen. Se nota angustiado de ver cómo diferentes grupos que antes estaban de su lado, hoy le exigen resultados, aunque él no lo vea de esta manera. Los estudiantes, los pensadores e intelectuales de ‘izquierda’, las feministas, todos esos colectivos que lo ayudaron a ocupar el cargo que hoy ostenta, para él se han vuelto conservadores que lo quieren «tumbar». Insisto, no logra ver la realidad.

¿Qué tiene que suceder para que lo entienda? Se está equivocando y el país se lo está recriminando. Ojalá pronto logre ver que esto no es contra él, sino contra la violencia y la injusticia y que lo único que se le pide es que lo resuelva, pues tiene todo el poder en sus manos para hacerlo. 

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