AUNQUE no lo esperamos así, es posible que en este momento, ya se haya rebasado la cifra de los veinte mil muertos por la pandemia en todo el país. Esto revela, necesariamente, que el Gobierno de la República, a pesar de saberlo con toda anticipación, no se encontraba bien preparado, como lo han dicho, desde el mes de enero, para enfrentar esta crisis sanitaria.
No es cuestión de echarle la culpa a nadie, pero sí era obligación de las autoridades de salud, haber prevenido en gran parte este problema. Ellos, sabían de la gravedad de este asunto y esperaron hasta el último momento para tomar las medidas, las cuales, no fueron las más adecuadas, debido a que el mismo Presidente de la República, minimizó la pandemia, al grado de que fue el primero que no tuvo precauciones y con soberbia dijo que no pasaba nada.
Esta forma de tomar las cosas, no correspondió, de ninguna manera, a un gobernante de la talla de un Presidente de la República, porque hay que entender que es la representación más alta en el país y que los gobernados son su responsabilidad en todo momento. El Presidente, soslayó las demandas de millones de mexicanos, que le pedían tomar en consideración el avance de esta enfermedad, aplicando recursos que fueran necesarios para evitar que las muertes se multiplicaran por esta calamidad.
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El mandatario nacional, prefirió encomendarse a los santos y se burló de este pueblo creyente, pues en plena comparecencia mañanera, sacó sus estampitas y dijo estar protegido por ellas. Esa fue la mayor expresión de irresponsabilidad, dejando al pueblo mexicano, como siempre se ha dicho, a rascarse con sus propias uñas.
De los recursos económicos que se necesitaban, el Presidente, nunca escuchó las demandas, ni tampoco las propias recomendaciones de las autoridades de salud, descalificando, en muchas de las ocasiones, a las propias opiniones de los técnicos y conocedores de este problema. Nadie renunció en salud y han aguantado la vara, navegando en sentido contrario, en la mayoría de las veces, con la misma creencia del Presidente, en cobarde actitud, antes de que sean despedidos de sus propias funciones.
El mismo Presidente de la República, ha dicho que su administración tiene fondos suficientes para poder enfrentar esta crisis, pero nunca, que se sepa, ha dispuesto de una instrucción para salvar al país de esta situación de salud tan delicada, que en todo caso, sería lo más importante, lo más prioritario, antes que invertir en cualquier otro proyecto de gobierno. Pero, como todo mundo ahora advierte, el dinero lo tiene, pero no para gastarlo en protección de los gobernados, sino para reservarlo en cuestiones políticas, es decir, aplicarlo en búsqueda de los votos que le sean suficientes para retener el poder. Aún así, sigue engañando a la gente con ser el mesías que el país necesita, con ser el hombre que pronto sacará de la pobreza al setenta por ciento de personas en todo el territorio nacional.
“El no pasa nada”, sigue siendo su frase para justificar su presencia en todo el país, ahora que ha iniciado, en medio de la pandemia, sus giras de proselitismo electoral, tal y como se ha calificado su andar por todos los Estados de la República, aún cuando él mismo reconoce que no tiene contacto con la gente, por temor al contagio, pues esa fue otra de las justificaciones dadas a conocer en Xalapa, cuando cientos de ciudadanos pedían hablar con él directamente.
¿Entonces, si el Presidente no se atreve a bajar de su automóvil para atender a los gobernados, cuál es la razón verdadera para que venga a una entidad ya cansada de tanto maltrato, de tanta inseguridad, de tanta tibieza en el gobierno en turno y una constante evidencia de que no hay ni el más mínimo interés por resolver los problemas más prioritarios del pueblo?
Este gobierno, quiere dinero. Eso es lo más importante para ellos, pues saben que su estancia en el poder no durará mucho tiempo y será necesario exprimir a todos los mexicanos, cuanto antes, pues no se sienten ya tan seguros y buscar blindarse por todos los medios.
Este gobierno, ha sido un desastre completo en tan solo un año y seis meses. No aguantará mucho tiempo y es por eso el rechazo a la figura constitucional de la revocación de mandato, que por cierto, en Veracruz, aún no está desechada, porque faltan los votos de muchos municipios que estarían en contra de esta reforma.
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EL PAN TIENE RAZON.
DICEN LOS PANISTAS que sí están interesados en la cuestión de la alianza política para las próximas elecciones, que la han estado estudiando con mucha paciencia y que están seguros, de cuanto menos, en algunos distritos electorales, ir en unidad con otros partidos políticos, pero que ahora, lo más importante para ellos es resolver la cuestión de la reforma electoral en Veracruz, porque se quiere abusar demasiado del poder que tiene Morena, puesto que dentro de la reforma que se ha aprobado, inicialmente, en el Congreso local, va la desaparición de los Consejos Municipales Electorales, algo que resulta aberrante en estos tiempos de avance democrático, ya que se presume que es una especie de estrategia política para poder cometer los delitos electorales en el tránsito de los votos hacia los Distritos electorales.
El PAN, como otros partidos políticos, se encuentran a la expectativa de la aprobación definitiva de esta reforma, la cual, al parecer, podría ser rechazada por la mayoría de cabildos, haciendo las cuentas correctas de los votos emitidos de los doscientos doce municipios de la entidad.
Por cuanto a la revocación de mandato, ya se ha visto que es el temor del propio Gobernador del Estado, a ser despedido por los mismos que un día le dieron el voto para llegar a la gubernatura del Estado. La reciente visita presidencial tuvo mucho que ver con ello.
El Gobernador del Estado, no presumió, como mucho se ha dicho, ante el Presidente de la República, el hecho de haber sacado una reforma que le beneficiaría para el dos mil veintidós, sino más bien, lo que se le informó al Presidente, por parte del mandatario estatal, es la preocupación que se tiene debido a que esta reforma no ha sido bien recibida y existe el temor de que sea rechazada, finalmente, con lo que quedarían expuestos, tanto el Gobernador, como el mismo Presidente de la República, a ser invitados a dejar su puesto, pues las cosas han cambiado desde el momento en que este mismo sistema político impuso esta figura constitucional, todavía en tiempos pasados, cuando aún no digerían la verdadera realidad de los votos alcanzados, pensando que les serían favorables para muchos años más y es por eso aquella prepotencia y soberbia política de someterse, incluso, a una consulta de esta naturaleza, llamada revocación de mandato, pero ahora que se han dado cuenta de su error, se ha comenzado a retirar esta propuesta, mediante reformas, como la de Veracruz, para evitar pasar por esta importante prueba política.
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AHUED, LO MAS RECOMENDABLE.
SE DICE EN DISTINTAS versiones que se vierten en el escenario político de Veracruz, que Morena cuenta, solamente, con un personaje que vale la pena, es decir, refiriéndose al empresario Ricardo Ahued Bardahuill, que ha sido probado en las altas esferas del poder, donde dio resultados y le tiene, por ello, absoluto respeto.
El Presidente de la República, sabe muy bien que es el único elemento con fuerza política en Veracruz, por lo que pudiera estarlo reservando para el momento adecuado en soluciones de tipo político y gubernamental.
Es por eso, que todavía hay la esperanza de que el Presidente, recapacite con relación al trato político de Veracruz, resolviendo el cambio el primero de diciembre, como mucho se ha pedido entre los diversos sectores de la población.
No es nada seguro, porque hay intereses que se mueven en este escenario, principalmente, el económico, pues sabe bien el Presidente, que con Cuitláhuac, puede meter fácilmente las manos, aunque electoralmente le tenga un Estado, prácticamente olvidado y con alto riesgo de perderse.
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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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