PARA nadie era desconocido que desde el inicio del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, el país comenzó a caer en una profunda crisis económica, empujada, de alguna manera por la implementación de una mal entendida austeridad republicana que cerró todas las llaves, por completo, de la salida de recursos económicos, dejando de circular el dinero y obligando a las empresas a cerrar espacios y despedir a muchos de sus trabajadores, independientemente, de la misma actitud laboral emprendida por el mismo gobierno, al despedir, de la misma manera, a miles o millones de empleados en todas las dependencias gubernamentales y comenzando el proceso de sujeción, en las clases más humildes, a una dádiva derivada de los programas sociales, un instrumento, como se sabe, especialmente creado para poder mantener el poder y manipular oficialmente a la gran mayoría de mexicanos que vivían al día.
La crisis económica, fue generada directamente por el gobierno, al imponer diversos ahorros, en áreas consideradas esenciales para el crecimiento económico del país, bajo una concepción bastante equivocada de lo que significa ahorrar. El ahorro se implementó como una salida decorosa ante las enormes salidas de recursos para pagar los caprichos presidenciales. Uno de ellos, fue precisamente la cancelación de la construcción del aeropuerto, donde ya se había invertido gran cantidad de dinero y el avance era significativo para una obra de tales dimensiones. Cancelar el proyecto, fue la primera de las intenciones del nuevo Presidente de la República, para dar paso a su venganza política en contra de quienes habían gobernado el país anteriormente y que eran los que habían iniciado la construcción del aeropuerto. El Presidente, invirtió fuertes cantidades para poder los contratos que estaban vigentes y que por ello se tuvo que desembolsar miles de millones de pesos que el pueblo mismo ha tenido que pagar.
Después vendrían las demás necedades del nuevo gobierno para invertir en Petróleos Mexicanos, inyectándole dinero fresco a un barril sin fondo, así calificado por expertos de la materia y queriendo, al mismo tiempo, resucitar las refinerías existentes, además de iniciar la construcción de otra más con la finalidad, se dijo, de que México, dejara de importar las gasolinas de otros países como los Estados Unidos. Otros proyectos más se inventaron para darle forma al gobierno de la cuarta transformación, que hasta el momento no han logrado cuajar y han dejado a las arcas nacionales, prácticamente, sin recursos necesarios como para enfrentar los problemas de salud que se han estado padeciendo. En el proceso de vengarse de todo mundo, incluso del mismo pueblo mexicano, porque lo considera cómplice de quienes cometieron los delitos, se ha olvidado de las prioridades de su administración.
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Así, con una crisis económica que venía ahogando a todos los sectores de la población, acrecentada con la crisis de seguridad, el país se encuentra con otro problema más como es la pandemia del coronavirus, profundizando los graves problemas económicos y arrancando de raíz las posibilidades de todos los mexicanos para poder vivir, pues los empleos siguieron desapareciendo y el gobierno se hizo de la vista gorda ante las necesidades que surgieron por la presencia de esta calamidad, minimizando, al mismo tiempo, este problema de salud que ya era escandaloso en otras partes del mundo y que por lo mismo nunca se instruyó lo necesario para detener el avance de la enfermedad, cayendo en una evidente irresponsabilidad ante los gobernados.
A la par, surge la crisis política, creada a propósito por el mismo gobierno que manda en el país, principalmente, con tres finalidades. La primera, fortalecer la imagen pública del Presidente y de su partido, con miras al proceso electoral del año que viene. La segunda, dar rienda suelta a sus propósitos vengativos y la tercera, como un tema que sirva para desviar la atención de todos los mexicanos, en el problema de la no contención del virus que hasta este momento sigue matando a miles de personas, contándose, como dato general, más de sesenta mil fallecimientos y con una cantidad preocupante de más de medio millón de contagiados.
Se dejan de comentar otros asuntos graves también y que no se han resuelto favorablemente para el pueblo mexicano, como es el caso de la inseguridad nacional, la pobreza común y extrema, el problema social que ha crecido exponencialmente, el nulo crecimiento económico del país, la falta de empleo, los grandes problemas de gobernabilidad y desde luego, la incapacidad para administrar esta nación.
Por todas estas razones y otras que se escapan al momento, México, vive en la actualidad en medio de una crisis general, que por lo visto, no tiene solución a corto plazo.
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UN PAIS DIVIDIDO.
A RAIZ DEL PROBLEMA político que ha surgido por la ambición de poder en casi todo el territorio nacional y ante la presencia del proceso electoral del año que viene, principalmente, el país se ha dividido peligrosamente, porque entra, en gran parte y por primera vez, el fanatismo político que ha nacido a raíz de las promesas de un hombre que se siente iluminado para resolver los grandes problemas nacionales, pero que más bien ha sabido usar al pueblo mexicano, para sus diversos propósitos personales.
Si esto continúa por el mismo camino, no hay duda de que pudieran surgir muchos desencuentros políticos que generarían, consecuentemente, conflictos de mayor trascendencia, más ahora que ha comenzado la guerra política donde están saliendo a relucir serios y graves asuntos que podrían derivar en algo mucho más delicado.
El Presidente, no las tiene todas consigo, por lo que está dividiendo al país para poder vencer en la lucha política que se está escenificando.
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EL ASUNTO POLÍTICO, DEPENDERA DE LA CIUDADANÍA.
LOS MEDIOS DE comunicación están jugando un papel importante en la vida política de México, porque son, hasta ahora, el conducto para que los ciudadanos conozcan lo que está sucediendo a nivel nacional, estatal y municipal.
Es por eso, que cada uno de ellos tendrá la oportunidad de normar su propio criterio, porque aún cuando el Presidente de la República, con todo el poder que tiene y los recursos necesarios para el convencimiento ciudadano, la verdad de las cosas es que también los escándalos le han llegado a perjudicar, ya que ha perdido mucha confianza y seguramente que seguirá perdiendo a no ser que las circunstancias del momento le aguanten para llegar sano y salvo al proceso electoral.
De cualquier manera, el mismo Presidente, no está confiado en que los votantes le serán efectivos para las próximas elecciones, en virtud de que el pueblo está mucho más informado a cada instante y si esto le favorecía en principio, ahora también puede ser que le esté afectando.
Bien se insiste en que las próximas elecciones se definirán por los candidatos y no precisamente por los partidos políticos, ya que los ciudadanos esperan, ahora más que nunca, a buenos políticos que de verdad resuelvan los problemas de México, del Estado, y de sus respectivos municipios.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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