Ya valieron los tres principios, bandera de MORENA con los que ha hecho creer a muchos ciudadanos.

En política los principios bíblicos no pueden ser proclamados, será mejor actuar y no exclamarlos, ningún político se salva de tener que decir una mentirita piadosa, de llevarse un lapicero cuando menos y sobre todo de traicionar a quien o quienes le confiaron el encargo, la biblia dice que “No hay justo ni aun uno” así que creer en algún mortal, quien no predica con el ejemplo es mejor andarse con cuidado.

¡Ojala! Un hombre que profesa la religión cristiana llegase a ocupar un cargo público, conozco muchos que podrían jugar un papel decoroso y ejemplar para los políticos en beneficio de los ciudadanos, sin embargo este tipo de personas no hacen política, no les gusta este tipo de servicio, hacen labor social y son muy humanos, pero no quieren contaminarse con la actividad política debido a que está muy desacreditada la actividad.

Todo el que se presente con piel de oveja enarbolando los principios enunciados de no robar, no mentir y no traicionar, hay que mirarlos con cautela debido a que ya han dado muestras de que no es fácil cumplirlos y al llegar al poder donde se maneja muchísimo dinero, poder y fama, los reflectores les pueden hacer daño cual vil conejo cuando lo deslumbra la luz de una lámpara que lo hace fácil presa para un buen cazador.

En esta vida y a cómo andan las cosas, los primeros en defraudar son quienes más drama y show realizan, algunos políticos se valen de todo, utilizan el dolor, los sentimientos, la bandera, la religión como en el presente caso, lo peor es cuando buscan el voto del miedo para amedrentar y así alcanzar el objetivo.

La sociedad está muy decepcionada de la clase política, casi todos los partidos han postulado candidatos que a la postre alcanzaron a ser gobierno y no nos han entregado buenas cuentas sobre todo en los territorios municipales, donde fácilmente se advierte como de la noche a la mañana, los ediles adquieren de inmediato carros, casas y hasta nueva familia, son burdos a la hora de convertirse en servidores públicos, empiezan a querer vivir como actores de telenovelas.

Así, que al aparecer alguien que proclama principios bíblicos y se campanea cual vil merolico en escena, la concurrencia ávida de ver show diferente se alebresta y empieza a bailar bonito son, pues le dicen lo que quiere escuchar en voz distinta de quienes ya conoce y no le creen ya. El problema se da cuando solo es una mascarada, porque en el fondo son lo mismo de quienes señalan con dedo, sin darse cuenta que tres apuntan hacia quien realiza el señalamiento.

adidas.johan62@gmail.com Lic. Inocencio Martínez Cortes