Pero es justamente eso lo que el Dr. Darío Fabián Hernández hace en el Plan de Trabajo que entregó a la Junta de Gobierno al momento de registrarse como candidato. Sabiendo que el entorno económico mantendrá el presupuesto sin un incremento significativo en los próximos años, propone una solución que, al mismo tiempo, impacta en las tareas de la universidad relacionadas con el desarrollo económico.
La idea es que la UV construya y administre un Hospital de Especialidades en cada una de sus regiones según “las morbilidades más comunes registradas en los procesos históricos de las Instituciones oficiales de salud”. En esa dirección, se haría un Hospital de Especialidades Geriátricas y Gerontológicas en Xalapa, un Hospital de Especialidades Cardiovasculares en Veracruz, un Hospital de Enfermedades asociadas al Síndrome metabólico en Coatzacoalcos, un Hospital de Especialidades Oncológicas en Orizaba, un Hospital de Neurología y Psiquiatría en Tuxpam, y un Hospital de atención Materna e Infantil también en la capital del Estado.
Estos hospitales darían servicio a la comunidad universitaria y a la población abierta contribuyendo significativamente al mejoramiento del sistema de salud en el estado, al mismo tiempo que serían una fuente de ingresos para la Universidad a través del cobro de los servicios a los franjas de la población con mayores recursos económicos. De esa manera, se estaría cumpliendo con la “responsabilidad y compromiso de la Universidad cuidar la salud de los alumnos inscritos y del personal académico en todos los
Niveles”, al mismo tiempo que se coadyuva al mejoramiento de los niveles de atención de la población en general y se genera una fuente de recursos adicionales al presupuesto público.
La propuesta puede discutirse en sus aspectos problemáticos (que seguramente los tiene). Pero es indudable que se trata de una idea audaz, que combina requisitos de eficiencia económica con principios de responsabilidad social altamente loables. Aquí se entrelazan un diagnóstico certero sobre el entorno económico previsible, una ética fuertemente fundada en principios humanistas y un agudo sentido de la factibilidad técnica y financiera a la hora de modelar la realidad.
Independientemente de la decisión que tome la Junta de Gobierno, es necesario reconocer que se trata de una buena idea, que habla muy bien de su autor. No la deberíamos de echar en saco roto. Y deberíamos hacer que el debate por la Rectoría alcance estos niveles de concreción.
Economista, latinoamericanista y asesor parlamentario |