¿Sabían las autoridades de Querétaro sobre la gran rivalidad entre el equipo local, los “Gallos” y los “Zorros del Atlas”? SI, ¿Sabían lo agresivos y aguerridos que son los aficionados del Atlas en Guadalajara?, claro que sí ¿Podían prever que las barras o porras de ambos equipos escenificarían una batalla “campal” de proporciones dantescas o infernales? No, claro que no, era imposible saber que habían ingresado a “la Corregidora” sendas hordas de salvajes y pandilleros sin escrúpulos de ninguna naturaleza, por lo que era imposible prevenir un incidente como el del pasado fin de semana.
Sin antecedentes en Querétaro que encendieran las alarmas sobre una posible gresca de ese tamaño, era obvio que no se activaran estrictos protocolos de seguridad, como los que se activan en la CDMX en los “clásicos Pumas -América, Pumas- Cruz Azul, Cruz Azul- América o América-Chivas; sin olvidar los suscitados en los encuentros entre Atlas y Chivas y en los Tigres-Rayados, tambien recurrentes o los ocurridos acá en nuestro terruño, en el “Pirata” con el Tiburones-Pumas de los 70s. o todos los juegos Tiburones -América, mientras teníamos Futbol de Primera División, al respecto recuerdo la corretiza de la afición jarocha a Hugo Sánchez, quien “salvó la vida” refugiándose en los vestidores del “Pirata”, teniendo que concluir los 22 minutos restantes entre Pumas y Tiburones semanas después, ya sin incidentes. Además de las agresiones a pedradas al autobús del América y los de sus aficionados que eran la constante cuando ese equipo venía a Veracruz, también algunas broncas con la Porra del Cruz Azul, incidentes todos estos que obligaron a la Directiva del “Tiburon” a poner sendas rejas que separaran las áreas de sol y de sombra, incidentes que pese a mi corta edad, pues era apenas un preadolescente, pude presenciar junto a mi hermano mayor como asiduos aficionados que éramos al estadio del Fraccionamiento “Virginia” pues vivíamos a menos de 10 cudras de este.
También son de recordar las épicas broncas contra la afición poblana cuando, ya adultos, acudíamos a apoyar a los Tiburones hasta la Angelópolis en el estadio “Cuauhtémoc”, donde la rivalidad entre Emilio Maurer y los “Hombres G”, Gerardo Gil, Gerardo Poo y Gerardo Gallegos, directivos de Veracruz, se veía reflejada en la tribuna con sendas batallas a botellazos y palazos.
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De todo esto se deduce que las broncas en los estadios no son nuevas y aunque, en algunos casos, pueden tomar por sorpresa a las autoridades, no debe descartarse la necesidad de establecer fuertes medidas de seguridad en todos los estadios del país para proteger a las familias que con singular alegría y entusiasmo acuden a apoyar a sus equipos acompañados de esposas e hijos, con la intención de pasar un rato de esparcimiento viendo un buen espectáculo deportivo y no una guerra fraticida entre mexicanos al mas puro estilo del “Circo Romano”
Por todo lo anterior es de esperar que la Federación y los Gobiernos de los Estados y municipales, a la brevedad tomen cartas en el asunto, resolviendo de una vez por todas esta problemática, antes de pensar en suspender la Liga MX por culpa de una bola de salvajes rijosos que se cuelan a los estados con el único fin de satisfacer sus bajos instintos agresivos y belicosos, pues el hecho de que esto se haya convertido en una práctica cotidiana, no significa que debamos acostumbrarnos a verlo constantemente, normalizando la barbarie, tal como pretenden hacerlo cuando de disputas de territorios entre bandas del crimen organizado se refiere. |