EN LA ENTREGA anterior de esta columna política, referíamos que la comparecencia del Presidente de la República, llevada a cabo el domingo pasado, con una cobertura nacional, aún cuando el mismo mandatario nacional, nunca ha querido, no quiere, ni piensa querer aceptar la importancia de los medios de comunicación, era algo así como jugarse la última de sus cartas, en este momento, para rescatar la confianza del pueblo bueno, deteriorada en los recientes meses debido a sus evidentes caprichos y un mal entendimiento del ejercicio constitucional del poder.
Pues sí, resulta que a partir del domingo pasado, los bonos del Presidente, en materia de aceptación popular, han bajado considerablemente y no porque las encuestas así lo confirmen, sino porque las mismas opiniones de la gente lo señalan continuamente en todas partes. Tan solo en unas horas, el mismo ciudadano común, tiene otra percepción de todo lo que está pasando y está reflexionando seriamente sobre la actuación de quien, se supone, es el conductor de los destinos de este país.
Y aunque el mismo Andrés Manuel López Obrador, insiste en que lo siguen amando, la verdad de las cosas es que todo ha cambiado, de tal suerte que ahora, pocos son los seguidores y menos son aquellos que lo siguen queriendo.
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Su ególatra política y el rechazo permanente de la humildad, lo han convertido en el hombre menos acertado y menos considerado como un mandatario nacional. El pueblo bueno, ya se ha dado la vuelta y desencantado de su Presidente, busca, por sí solo, enfrentar los problemas derivados de la crisis que azota al país, antes que perder lo poco que le queda. De verdad, se esperaba confianza, apoyo, decisión, carácter y sobre todo, responsabilidad ante el panorama triste que vive la nación.
Tiene toda la razón el ex Gobernador del Estado de Veracruz, Dante Delgado Rannauro, cuando le escribe al Presidente, pidiéndolo que de una buena vez, tome las riendas de México y convoque a un acuerdo nacional, utilizando la razón, la sensatez y el diálogo, para estar a la altura de los grandes momentos de la historia.
Y es que, como también dice el dirigente nacional del Movimiento Ciudadano, a López Obrador, se le ha olvidado ser Presidente de la República, pues aún sigue pensando como líder social, lo que ya quedó atrás y es ahora el responsable directo de la nación.
No es nada halagador seguir pensando que saldremos adelante, solamente, porque los mexicanos tienen carácter para hacerlo, sino que es necesario, como todos se lo piden, encabezar las acciones de apoyo mediante la aportación del gobierno federal, pues si cree que se está volviendo a los tiempos del rescate bancario y empresarial, está equivocado, porque ahora lo que se requiere es apoyo gubernamental para poder seguir adelante con las pequeñas y medianas empresas que no tienen, que no pueden mantenerse en pie, sobre todo, por la misma exigencia presidencial de pagar impuestos al corriente, de pagar el sueldo de sus trabajadores, pagar la luz, el agua, la renta, en muchos de los casos, sin tener ingresos que lo respalden.
Se dice que el domingo, para el Presidente de la República, fue la última oportunidad de haber dictado las instrucciones necesarias a fin de establecer un definido programa de apoyo a todos los empresarios del país, principalmente, a quienes se manejan como medianas y pequeñas empresas que no tienen el respaldo económico para dejar de operar por el tiempo que sea necesario, pues si la pandemia no cede en corto tiempo, este país se viene abajo.
López Obrador, se encuentra abusando del poder y eso es lo que ya se advierte como la verdadera tumba de su incipiente gobierno. Su palabra es la única, como queriendo ser, verdaderamente, el mesías de todos los mexicanos, y quizá, más allá todavía, en su locura de exportar esta visión que tiene de su gobierno, hacia otras naciones del mundo, donde piensa que la aceptarían.
Por eso, ya muchos mexicanos, comparten la preocupación del ex Gobernador de Veracruz, Dante Delgado Rannauro, en el sentido de que López Obrador, pueda aceptar su equivocación hasta dentro de mucho tiempo, cuando sea, quizá, demasiado tarde y las consecuencias sean mayores y más graves.
Por eso, también, el pueblo bueno, ya se ha dado cuenta de los grandes errores de quien logró convencer, con mentiras y promesas, a los treinta millones de mexicanos que votaron por él, pero que ahora, así como lo ven, ya no lo quieren escuchar nuevamente, porque se afirma que recibirían la misma cantaleta de siempre, culpando al pasado y a todos aquellos enemigos, hasta cierto punto imaginarios, que sigue manteniendo en su mente.
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LO MAS GRAVE EN MEXICO.
QUIZA LA PANDEMIA del coronavirus haya que atenderla lo más rápido posible a fin de establecer, nuevamente, la tranquilidad y el proceso de superación económica, pero se dice que lo más grave para México, son las medidas que el gobierno federal, implementa con el propósito de cambiar, definitivamente, el rumbo del país, pero no en lo correcto, sino en busca del establecimiento de un nuevo orden presidencial, donde se imponga solamente la propia voluntad del mandatario.
Hay preocupación en este sentido, porque el poder alcanzado por el ahora Presidente de la República, se está aplicando equivocadamente con la finalidad de darle la vuelta completa al sistema y poco a poco ir planteando una nueva forma de gobierno, con carácter dictatorial.
Ya se están poniendo las bases necesarias y se continuará con este proceso una vez que pase la contingencia nacional, generada por la presencia de un virus que ha desenmascarado a todos los gobiernos del mundo en el sentido de ser verdaderos proveedores de salud, de confianza, riqueza y bienestar social. México, se encamina por los rumbos de un gobierno en manos de unos cuantos y respaldado por la fuerza del poder militar y de organizaciones afines al nuevo sistema gubernamental.
Para México, en realidad, la pandemia sea cuestión de cuidado, pero lo más angustioso es la nueva imposición del gobierno, donde impere la supeditación en todos los órdenes, de tal manera, que se pierdan definitivamente, las libertades del pueblo mexicano que tanto le han costado acreditar para sí mismo y ante el mundo entero.
Será, pues, la democracia que con todos sus errores contenidos todavía en su propia estructura, sea la que defienda en las próximas elecciones, la permanencia del México de todos. Tendrán que reducirse las posiciones políticas en el Congreso federal y en los congresos estatales, a fin de establecer el balance necesario y saludable para dar cabida a las verdaderas decisiones del pueblo y no ser rehén de una mayoría que todo aprueba, aunque poco de ello sea viable.
La angustia y la preocupación de todos los sectores de la población, se acrecienta ante las nuevas medidas del gobierno federal y la inconsciente necedad de imponer una sola voluntad.
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SEÑOR PRESIDENTE, NO SE PUEDE QUEJAR.
HASTA AHORA son los empresarios, todos juntos, grandes, pequeños y micro negocios que funcionan en todo el territorio nacional, quienes han estado abogando por el apoyo del gobierno federal, ya sea mediante un programa especial o bien con algunas facilidades de la Secretaría de Hacienda, con relación al pago de impuestos que pueden ser postergados o bien, porque no, exentos por esta sola ocasión.
Sin embargo, no se sabe de otras voces, principalmente, la políticas que hayan salido en respaldo a este importante sector de la productividad. Por alguna razón, los partidos políticos se han quedado callados hasta ahora y eso podría tener su propio sustento en el hecho de que se ha estado hablando de una importante reducción a las prerrogativas que estarían oscilando cerca del cincuenta por ciento. Es cierto que se trata del partido Morena, que lo ha querido proponer, pero todo es cuestión de que amarre para que el Presidente, de inmediato, tome cartas en el asunto.
Hasta ahora, el Presidente, no se puede quejar de la actitud política de los partidos.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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