Pero eso no es todo, en casi todas las dependencias gubernamentales, quienes llegaron de la noche a la mañana, la mayoría de ellos, sin ninguna preparación para ejercer el servicio publico, lo primero que hicieron fue correr de sus empleos a la mayoría de trabajadores, de tal manera, que se quedaron sin nadie con la suficiente experiencia para resolver los problemas que se van generando día a día. Es por eso que la administración nacional, estatal, y municipal, es prácticamente un desgarriate que les generará, consecuentemente, muchos dolores de cabeza.
Y es que, sin miramiento alguno, todos los jefes de oficina, comenzaron a despedir, a diestra y siniestra, a miles de empleados en todo el país, principalmente, en el Estado de Veracruz, muchos de ellos con una larga trayectoria en el servicio público y con amplia experiencia para resolver los problemas más comunes de cualquiera de las administraciones, incluyendo, como se sabe, a los propios municipios que están siendo gobernados por el mismo partido político.
Y desde luego que esto no está bien, pero se entiende, finalmente, ya que los nuevos funcionarios, grandes y pequeños, lo que trataron de inmediato es colocar en todos los espacios a gente de su gente, es decir, a muchos integrantes de Morena y de muchos amigos cercanos a los Jefes. Se entiende, como ya se ha comentado, pero debieron, primero, aprender el oficio y después, poco a poco, ir evaluando a cada uno de los trabajadores para poderlos utilizar en otras tareas que no fuera, precisamente, de la confianza de quien llegaba a mandar en cada oficina.
Esta es la fecha en que no han aprendido nada, porque no han utilizado este tiempo tan valioso de un año cuatro meses y medio, para poder enderezar lo que creyeron que estaba mal y al contrario, han puesto como defensa de su incapacidad, el no escuchar a nadie para no tener el problema, incluso, de discutir lo que resulta más correcto. Esto sucede en todas las áreas del gobierno federal, estatal y municipal, de tal manera, que en palabras de muchos trabajadores que quedan y que no son, propiamente de Morena, esto se ha vuelto como una verdadera pandemia, considerando que no es una cuestión regional, sino de todo el país, por lo que hasta el término de epidemia ha quedado superado.
El problema es que todos quieren imitar al Jefe político de su partido, es decir, Andrés Manuel López Obrador, quien se escuda, de la misma manera que todos los demás, en la necedad, en la imposición de su propia voz, en la prepotencia y el absolutismo presidencial para ocultar el verdadero problema que consiste en la ignorancia para hacer las cosas.
Quizá, la denominación de pandemia, sea un poco exagerada, pero así es como ya la califican los pocos trabajadores que se han salvado de la ola de despidos, por cualquier cosa, que se ha hecho en todos los espacios del servicio publico de la nación, de los gobiernos estatales y de los municipios que hasta ahora están siendo gobernados por Morena, donde se sabe, que no hay resultados que avalen la presencia de los nuevos mesías que vinieron, supuestamente, a resolver todos los problemas de los mexicanos, de los veracruzanos en lo particular y de todos los habitantes que se encuentran ubicados en las diversas circunscripciones territoriales, llamadas municipios.
En Veracruz, por ejemplo, a todos estos servidores públicos que se sienten paridos por la cuarta transformación, que aún no entienden, sin siquiera, de que se trata este nuevo sistema de gobierno y menos de los propósitos verdaderos que tiene este supuesto cambio gubernamental, ya se les llama plaga, calamidad, epidemia y para estar más de acuerdo con el momento que se vive a nivel mundial, de plano, se les denomina pandemia.
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DONDE QUEDO EL DINERO DEL SAT.
MUCHAS VECES, me ha dado por preguntarme, cómo es que la Universidad Veracruzana, llegó a deberle tanto al Sistema de Administración Tributaria, al grado de que ahora, comedidamente, el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez, ha tomado este asunto como suyo y ordenar que fuera el Estado, quien pagara estos adeudos tan importantes de la máxima Casa de Estudios, que según se dice, se fueron acumulando a lo largo de los años.
Todo esta bien y es, de verdad, una buena oportunidad para el gobernante veracruzano, de cumplir con dos importantes circunstancias. La primera, como ya lo hemos comentado en alguna ocasión, ingresar al erario federal una buena cantidad que necesita para resolver los problemas en que se ha metido, después de hacer uso de los recursos que estaban destinados para el fondo de emergencias y que pensando que nunca se necesitarían, decidieron disponer de ellos para cumplir con los programas sociales, columna principal del Presidente, para mantener la posibilidad de una compra descarada de votos. La segunda, ponerse bien con la comunidad universitaria, que también vota, como una de las tareas que el propio Presidente, le ha encomendado, porque, además, se hace en tiempos difíciles en que los recursos se requieren aplicar, con prioridad, a los problemas de salud que se están viviendo.
Pero, fuera de estas realidades que se vienen comentando, nadie ha dicho hasta ahora y principalmente en la propia Universidad Veracruzana, dónde quedaron estos recursos que no fueron enterados, en su momento, al SAT.
Doña Sara, tampoco ha denunciado a quienes, por alguna razón, tomaron estos recursos o los desviaron para otras actividades. Solamente se han centrado en resolver el pago de estos adeudos y lo hacen bien, fuera de cualquiera de las hipótesis que hemos mencionado, pero de lo demás no se ha dicho nada, porque de alguna manera, estos recursos debieron existir y que si no se pagaron oportunamente, fue porque tomaron otro destino.
Qué hay de esto Josefina, como dijera Don Rubén Pabello Acosta, si mal no recuerdo.
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LABOR QUE SE RECONOCE.
NO ES POR NADA, pero en medio de esta tempestad que nos rodea por motivos de salud, y consecuentemente, por cuestiones económicas, hay quienes se esfuerzan cotidianamente por cumplir, al pie de la letra, con el encargo que tienen, o simplemente, con la responsabilidad social que les corresponde.
Pues bien, dentro de tantas restricciones, como la de quedarse en casa, para coadyuvar en la no propagación de coronavirus, muchas personas tienen que salir a la calle, aún exponiéndose, para cumplir con su tarea. Me refiero a los médicos que combaten la pandemia, como a los que tienen que resguardar el orden, es decir, los policías, tanto los directamente al mando de Seguridad Pública, como de las instituciones privadas, como es el Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial, el famoso IPAX, donde llueva o truene, tienen que cuidar el patrimonio que se les ha encargado, más en estos momentos de grandes necesidades para subsistir.
Estas son labores, como otras más, que deben reconocerse mucho más en estos momentos en que estamos ante el umbral de un disparo irremediable de los índices de inseguridad.
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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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