Ya no tiene que esperar, porque el pueblo está desesperado y lo estará más en tanto no resuelva los grandes retos que tiene la nación. El primero de ellos, es salir adelante y lo más ilesos posible en el combate de la crisis sanitaria que se ha presentado y que por sus caprichos, hasta ahora, no se ha enfrentado con buenas decisiones.
Debe alejarse de la soberbia que ha mantenido desde que llegó al poder y bajarle un poco a su constante necedad, pero sobre todo, a sus principios ideológicos que no concuerdan, exactamente, con lo que ahora piensan casi todos los gobernados del país. Su insensatez ha generado críticas constantes de los mexicanos, así como en el ámbito exterior, donde también se han dado cuenta de que su gobierno, no está actuando conforme a los principios que lo llevaron al poder.
Junto al problema de salud, que ya se ha evidenciado suficiente, está el que va relacionado íntimamente con calamidad, es decir, el asunto económico que ya le está rebasando por mantener su creencia en la famosa austeridad republicana, que este mismo virus que deambula por todo el territorio nacional, se ha encargado de decirle, todos los días, que no es procedente en estos momentos de grandes prioridades.
El Presidente, tiene que tomar en cuenta a todos los actores políticos, económicos y sociales del país. Entrar en una nueva relación de entendimiento y encaminar sus pasos por el rumbo de la unidad republicana que se está demandando para que juntos, todos los mexicanos, puedan trabajar en un solo objetivo, el cual no debe tener siglas, ni reproches del pasado, ni señalamientos del presente. Debe quedar excluida la venganza y la enemistad, los desencuentros políticos y los enfrentamientos con la sociedad. Debe buscarse el bien de todos y en una sola cruzada tomar las mejores decisiones.
El ofrecimiento es de todos para con el gobierno, entendiendo que primero está la solidaridad con nuestros semejantes, persiguiendo el bien común y después los diferendos, pues éstos siempre estarán presentes para cuando alguien quiera practicarlos. El Presidente, está comprometido a velar por los demás, pero solo no podría, más cuando la pandemia que nos ocupa, parece establecer su propio reto de quedarse. México, espera que el Presidente, convoque a la unidad nacional, porque juntos es como se hará la diferencia en este asunto que concierne a todos y no solamente a un gobierno. Después de que el Presidente, encabece las acciones nacionales, se verá fortalecido, aunque vuelva nuevamente a la práctica constante de sus propias ocurrencias. Por ahora, es la prioridad atender al pueblo, que por primera vez, en muchos años, demanda una política conjunta para enfrentar al enemigo que es de todos.
Unidad nacional, es el llamado de la sociedad, es el llamado de todos los que quieren participar en esta jornada por la salud, por el bienestar común y por el encuentro de un mundo diferente, más unido, más solidario y más capaz para lograr una vida mejor.
Falta que el Presidente, así lo entienda, aunque para decir verdad, poco tiempo ya le queda, pues afuera de Palacio Nacional, el pueblo se rebela, los gobiernos estatales comienzan por tomas sus propias decisiones y eso es bastante peligroso para un país que siempre ha pugnado por la unidad, sobre todo, ante los retos que la propia naturaleza le ha impuesto y que con esta pandemia nuevamente lo conmina a la lucha.
Unidad nacional, ante todo, aceptando las propuestas que tienen los demás, que no son para perjudicar a su gobierno, sino para luchar unidos en un combate frontal contra la enfermedad y los consecuentes problemas que pronto dejará al país. La recuperación económica, será uno de ellos.
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REVOCACION DE MANDATO.
AHORA, en plena crisis económica y de salud, el Presidente, ha vuelto a poner el tema de la revocación en la mesa de las discusiones. Se sabe acorralado y busca la tablita de la salvación en este mar de grandes controversias.
Antes de pensar, con soberbia, desde luego, en que la revocación de mandato es una oportunidad para demostrar que tiene apoyo, lo primero que tiene que hacer es atender los grandes problemas nacionales.
¿Para qué sirve hablar en estos momentos de un tema político que implicaría mayor enfrentamiento con la sociedad, cuando lo primero está deshacerse de un problema de salud que está poniendo en riesgo a la humanidad, principalmente, a los propios mexicanos, que como mandatario nacional, es su mera responsabilidad?.
No, el Presidente, definitivamente, está mal. No hay ni como ayudarlo, diría la voz popular, pero cierto es que su mayor preocupación es la permanencia en el poder y es por eso que busca, en el momento menos indicado y en el peor de los escenarios nacionales, una plena justificación a sus propias necedades, a sus constantes ocurrencias gubernamentales y a sus prepotentes convicciones de que él es el único que manda y que nadie está por encima de sus decisiones, aún cuando a su propia vista, el país se este descalabrando.
Cuando debería estar buscando la unidad de su pueblo frente a un problema de salud, se distrae en asuntos políticos que en nada favorecen a las condiciones tan difíciles por las que se está pasando.
Pero es la desesperación de su pérdida de confianza, de la disminución de su popularidad, la que lo hace perder la serenidad, pero sobre todo, salirse de la realidad, la que vive México, su gobierno y también la sociedad, que ya no entiende lo que está pasando de verdad.
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QUE SALGAN A LA CALLE LOS PARTIDOS.
SI EL PRESIDENTE de la República, insiste en desechar la ayuda nacional, la cual estaría integrada por los todos los sectores que forman parte de la sociedad, tendrán que ser los partidos políticos quienes salgan a la calle para protestar y demandar urgentemente la atención que deben tener los grandes problemas del país.
Hasta ahora, todas las organizaciones políticas, se han mantenido al margen de los grandes retos que el país tiene. No quieren contradecirle nada al Presidente, y salvo en una que otra ocasión, tímidamente han querido protestar.
Hay algunos representantes de partidos políticos que se han atrevido a manifestar su contrariedad por el ejercicio inadecuado del poder que tiene este gobierno, pero se han quedado cortos y han apagado sus mechas muy a tiempo, antes de encender, verdaderamente, una lumbre de reacción.
Los partidos políticos tienen, sin duda alguna, un gran compromiso con los ciudadanos, con el país entero y es tiempo de que salgan a unirse a los grandes descontentos que se manifiestan día a día.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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