Ya se llegó al momento de amenazar, incluso, a todas las negociaciones en el sentido de que serán sancionadas y puestas, así se dijo, ante la consideración del propio ministerio público, por atentar en contra de la salud de quienes aún prestan sus servicios, que no es cualquier cosa, pues como miles o quizá millones, tienen que buscar la manera de supervivir ante la contingencia, quedándoles dos opciones, es decir, morir por el virus o morir por hambre.
Pero, como el gobierno, no quiso o no pudo en su momento tomar decisiones oportunas, ahora quieren que sea el propio pueblo quien les resuelva el asunto, de tal manera, que están, casi obligando a todos a permanecer en casa, mientras que prestadores de servicios del mismo gobierno, están presionando a todo mundo para poder cumplir el compromiso con ellos. Así sucede con la Comisión Federal de Electricidad, agua potable y otros insumos que son necesarios para poder cumplir cabalmente con el arraigo domiciliario.
Mientras tanto, el Presidente de la República, sigue con sus ocurrencias y pleitos personales, pues bien ya se ha enfrentado con todos los empresarios del país y demás sectores de la población. Ahora lo hace con los políticos, entre ellos el propio ex Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, a quien lo ha comenzado a presionar con una serie de investigaciones sobre posible enriquecimiento ilícito y algunos casos de corrupción que incluyen, desde luego, hasta su propia familia. Estas acciones, procedentes o no, debió realizarlas en su momento y no esperar a tiempos, como éstos, en que las condiciones imperantes por la pandemia que nos azota, ya no selo permiten, pues es necesario que todos sus esfuerzos los concentre en resolver el problema de salud.
Pero, al parecer, todo lo que está pasando en el país, ya no le importa y eso significa que México, ya no tiene Presidente, pues incluso, se le ha visto dedicarse a sus propios proyectos e intereses personales, antes que atender las grandes prioridades de su administración, dejando que otros decidan en asuntos de gran envergadura para el propio país, de ahí que ahora tengamos un vicepresidente en la figura de Marcelo Ebrard, así como un súper Secretario de Salud, como es Hugo López Gatell, a quienes les ha dejado el mayor peso de estos momentos difíciles de su gobierno.
Hace falta y así lo expresan algunas voces de este México, casi destrozado por la paralización económica, que el Presidente vea por este nación, presentando su licencia al cargo que detenta, que puede ser temporal o definitiva, antes de pensar en su proceso de revocación de mandato, que esa es otra cosa que el tiempo y los mexicanos, habrán de decidir.
Lo más urgente para el país, es que alguien tome verdaderamente las riendas del gobierno y la administración, de tal manera, que ponga orden en todo el territorio nacional, utilizando las mejores estrategias para poder salir de este marco de la estancia entre la espada y la pared, convocando al mismo tiempo, a todos los sectores de la sociedad, a conjuntar esfuerzos, no a cerrar posibilidades de subsistencia, porque dictar medidas como las que ahora pretenden imponer, es darle, definitivamente, el último golpe a esta economía deteriorada por la presencia de la enfermedad y por las pésimas decisiones que se han tomado, porque en verdad, el virus vino solamente a desenmascarar la verdadera situación política y administrativa del país.
¡Pida licencia, Señor Presidente!, es la voz de muchos mexicanos que en este momento están pensando en su país, en su México, que bien es cierto, tiene que estar por encima de todos los problemas personales y rencillas políticas del pasado.
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LAS MAÑANERAS DEL PRESIDENTE.
PARECE QUE YA BAJO de presión el reciente desencuentro político con motivo de la revocación del poder.
Fue solamente un gancho al hígado que se tiraron los opositores al gobierno y el propio Presidente, que como gato boca arriba, se defendió. Ambos bandos han salido ilesos, aunque queda, desde luego, la duda de sí López Obrador, tendría el consenso para seguir adelante como mandatario nacional.
El único activo político que le queda al Presidente, es su constante estrategia de echar la culpa al pasado. Hasta ahora le ha dado escasos resultados, porque en mucho le ha bajado la confianza popular, debido a estas recurrentes prácticas, utilizando, sobre todo, el foro nacional de sus encuentros con la prensa en las llamadas mañaneras.
Tarde o temprano, se lo tienen que prohibir, de tal manera, que se quedará sin oportunidad alguna de poder estar haciendo política a través de estos espacios que maneja, por cierto, bastante bien, para quien todavía le sigue creyendo en sus mentiras.
Sin las mañaneras, López Obrador, gran parte de su proselitismo político, se quedaría en el anonimato, por lo que es bastante esencial mantener este sistema de convencimiento popular, aunque se distraiga de su verdadero trabajo, pues bien ya se ha comentado en este espacio y en muchos más que se publican diariamente, que al Presidente, ya no le interesa mucho lo que pueda pasar con su gobierno y a este país. Su objetivo ya está cumplido, ya logró ser Presidente.
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MAS TIEMPO, TODAVIA.
SE ESTA PROLONGANDO el encierro de los mexicanos y en especial de todos los veracruzanos.
Comienza, pues, a aflorar la desesperación ante la parálisis económica y ante las necesidades de la gente para poder vivir.
Esta es una realidad que nadie puede soslayar, ni siquiera el mismo gobierno, que en este momento sigue pensando en ahorrar antes que disponer de los recursos que tiene y que no son suyos, para poder enfrentar este problema de grandes dimensiones nunca vistas, ni siquiera en el pasado cuando otras pandemias cundieron por todo el territorio nacional, pues eran otras las condiciones políticas y económicas que se vivían.
Hoy, se le pide a todo mundo que se quede en casa y es normal que así sea, pues de esta manera se intenta detener la ola de contagios que se dan todos los días y a cada momento, pero también significa el brote de más contrariedades como es el sustento familiar, la falta de recursos para poder cumplir con los comunes compromisos, la inseguridad que aumenta considerablemente, la violencia intrafamiliar, el deterioro de la salud por otras enfermedades ajenas al coronavirus, el stress muy común ya de la vida diaria y la desconfianza de todo y entre todos, antes de entrar a la normalidad.
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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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