DESDE antes de la pandemia, el país, ya había entrado en una fase peligrosa de grandes proporciones, donde el desconocimiento de la realidad, los caprichos, las ocurrencias, las imposiciones, la inexperiencia, las venganzas políticas, el desprecio por las instituciones y los gobiernos federados, las presiones a gobernadores, las descalificaciones a casi todos los sectores de la sociedad, las mentiras, la bipolaridad en las decisiones, los ataques virulentos al pasado y todo lo que no coincidiera con los datos presidenciales, ha generado una serie de inconformidades y desencanto general, así como la impotencia de no poder, por el momento, hacer nada.

Comentamos en diversas ocasiones, la posibilidad de que se diera alguna rebelión política, donde los partidos políticos y la sociedad, entraran en una gran cruzada para devolver a México, la estabilidad, tanto en lo político como en lo económico y social, presionando al gobierno de la cuarta transformación, a retomar el camino o dejar que nuevos actores políticos comenzaran a trabajar para impedir que el país se fuera al desbarrancadero.

Pero no se ha hecho nada.

En todo el territorio nacional, se  optó por las expectativas, convirtiéndose, aparentemente, en un pueblo conformista muy a pesar de que su libertad comenzaba a restringirse de diversas maneras y sus bolsillos a resentir la mala o pésima administración de los recursos nacionales.

En tan solo un año y cinco meses, México, ya no es el mismo, pero no precisamente por los estragos de la pandemia del coronavirus, sino por un gobierno que no ha sabido conducir con plena voluntad los destinos de esta gran nación.

La pandemia que hoy nos ocupa, vino, prácticamente, a aderezar los grandes problemas de México. Puso al descubierto sus grandes carencias e ineficiencias y la constante justificación de que todo esta pasando por culpa de gobiernos del pasado, sin que el presente tome su verdadera responsabilidad, porque sencillamente no quiere, no lo desea ni lo percibe, porque antes está la voluntad de quien gobierna a su antojo, sin importar, para nada, lo que pueda pasar a los mexicanos, ni tampoco a este gran país.

México, de verdad, es un país fallido a tan solo un primer tramo de gobierno.

En este momento, ya no se sabe qué sistema político se está ensayando, pues no se encuentran señales que determinen con claridad lo que se quiere hacer o imponer. Lo que sí se ha confirmado, es que el actual Presidente de la República, sí era, como tantas veces se dijo y rete dijo, que era un verdadero peligro para México.

Por lo pronto, el pueblo está ocupado en resguardarse del coronavirus. A su propia manera, pero lo está haciendo, pues si aparentemente alguien no hace caso a las recomendaciones, es porque, de verdad, la necesidad le apura, ya que no todos tienen los recursos para poder esperar, tranquilos en su casa, a que pasen los días más difíciles de los contagios de esta gran calamidad.

Ya vendrán los nuevos tiempos en que vuelva la tranquilidad, cuando menos en el aspecto de la salud, que permita, desde luego, que la sociedad retome su actividad y se dedique a pensar o reflexionar más en el gobierno que les está tocando vivir.

Habrá necesidad, eso sí, de buscar un Presidente para México, que no sea a través de un golpe de Estado, como en principio, se comenzó a gestar, ni tampoco ante la desobediencia, pero sí a través de procesos institucionales y constitucionales, donde se obligue al mandatario en turno, a tomar la decisión de irse de este gobierno y dejar que los mexicanos, vuelvan a buscar el cauce más correcto para hacer crecer este país.

Miles de recursos económicos se han perdido en esta primera etapa del gobierno federal, pues en principio, la cancelación del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, costó a los mexicanos una serie de millonarias compensaciones que fueron más allá de los veinte mil millones de pesos, dinero que hoy está haciendo falta para enfrentar la crisis de salud. Proyectos personales que han derrochado infinidad de dinero como la inyección permanente de recursos a Petróleos Mexicanos, construyendo refinerías en lugar de reparar las existentes, la construcción de un aeropuerto que todavía no se confirma que sea viable, un tren Maya, que no tiene, todavía, la plena seguridad de que vaya a ser rentable y el descaro de pagar fuertes sumas a empresas que de la noche a la mañana, se decidió cancelar su operación como fue la Cervecera del norte del país.

Todo esto está haciendo pensar seriamente a los mexicanos, más cuando han tenido tiempo en estos días de resguardo domiciliario.

Hoy, a un año cinco meses de gobierno, en México, ya se considera que pudiera ser de verdad, un Estado fallido.

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PELIGRA EL PACTO FEDERAL.

VARIOS ESTADOS de la República, ya se han puesto en el plan de no acatar, en su total dimensión, los lineamientos de la federación.

La poca seriedad del gobierno de López Obrador, así como la atención que merecen los Estados, que conforman el pacto federal, está obligando a diversos mandatarios de la nación, a tomar sus propias decisiones.

Los gobernadores, que incluyen a la oposición, así como a otros más que son, incluso del partido gobernante, ya se muestran inconformes ante la forma de gobernar del Presidente López Obrador.

Como nunca, en México, se está viviendo una situación desesperada por la imposición de un gobierno centralista, que no hace caso para nada, las necesidades de los Estados, ni las súplicas de los propios gobernantes de esta entidades que demandan permanentemente el apoyo de la federación.

Se les trata como Estados independientes, por lo que se acumulan diariamente las inconformidades y las posibilidades de que un día decidan separarse definitivamente de la federación, pues se ha demostrado que pueden mantenerse por sí mismos con lo que tienen y producen, pues la federación les está, prácticamente robando sus ingresos al devolverle, solamente una mínima parte de lo que producen y generan para el erario nacional.

Peligra, de esta manera, el pacto federal.

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¿QUE PASA EN VERACRUZ?

EN VERACRUZ, también hay inconformidad por el trato de la federación. No lo manifiesta el Gobernador, como sucede en otras entidades, ya que Cuitláhuac García Jiménez, ocupa un puesto que le corresponde al Presidente, pues sin él, el mandatario estatal, no estuviera en el lugar en que se encuentra.

Esto lo hemos comentado en diversas ocasiones, pero es justo recordarlo ahora que las contrariedades de algunos Estados con la federación, comienzan a ser más que evidentes.

Sí, también en Veracruz, están en contra del gobierno federal, pero es la propia sociedad, el propio pueblo bueno que ahora está tomando la decisión de rebelarse en contra de un sistema que no le satisface, por lo que, seguramente, se unirán a las demás entidades que posiblemente rompan con el pacto federal.

Veracruz, es uno de los grandes Estados de la República, que también cuenta con grandes recursos para poder gobernarse por sí mismo. Esto ya se había planteado hace algún tiempo y revive esta posibilidad cuando las cosas ya se han puesto difíciles en una relación Estado-Federación, que ya no camina de acuerdo y con base en lo establecido en el pacto federal..

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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